Para
el resto del mundo el caso Venezuela puede ser un muy rico caudal de
experiencias sociológicas, políticas, económicas, de seguridad y
fundamentalmente de ideologías nocivas actuando sobre las sociedades para luego
destruirlas.
La
inhumana arremetida del castro comunismo contra la línea de sustentabilidad de
la nación, y la destrucción de la capacidad productiva del país, y que generó
una inmensa demostración de rechazo por parte del pueblo venezolano, en masivas
movilizaciones, protestas, paros y otras manifestaciones de defensa cívica, no
fueron suficientes para detener a un
régimen criminal que por su origen electoral y legítimo, engañó a la percepción
internacional como una novedosa manera de gobierno socialista, y se le
permitió, mucho más allá de lo que la prudencia aconsejaba, que continuara en
su labor de destrucción, disfrazado de un nuevo humanismo con promesas de una
utopía.
Se
permitió que el país agotara sus luchas de calle y de reclamos, con el
subsiguiente sacrificio de jóvenes muertos, detenidos y torturados, la
expropiación de desarrollos agropecuarios, industrias y el cierre de medios de
comunicación, el mundo asistió imperturbable ante una serie de cambios
constitucionales y de leyes que favorecían la instauración de un régimen
totalitario, mientras el presidente Chávez jugaba una dura agenda de política
exterior, reivindicando derechos y exigencias de los pobres y oprimidos, de las
mayorías silenciosas que él decía representar.
Esta
puesta en escena de carácter global de crear conflictos en las cumbres de
mandatarios con anti-cumbres de los pueblos, de lanzar el guante de las
pretensiones de las masas por una vida más digna en las agendas de los
organismos internacionales, de espectaculares visitas a países en guerra con
occidente, y comunicados conjuntos entre los líderes que estaban siendo
derrotados por sus iniquidades, convirtieron a Chávez en la perfecta mampara
para ocultar lo que estaba haciendo en su propio país.
Pudiera
esto indicar nuevos métodos de guerra, sin necesidad de armas, que muy
sibilinamente, los enemigos de la libertad han desarrollado para debilitar los
medios democráticos de las sociedades abiertas, que; para algunos serían las
consecuencias de malas políticas y de culpas de la inconsistencia y la ausencia
de principios sólidos en el liderazgo de la nación, pero para otros, es el
desarrollo de una nueva maquinaria de complicidades, de redes mundiales de organizaciones
y políticas contrarias al régimen de libertades, de la racionalidad y del
compromiso con la verdad, que occidente ha alcanzado con mucho esfuerzo a
través de la historia.
Y
debo hacer en este punto una importante observación, no sólo fue el caso de
Venezuela, simultáneamente se desarrollaban en Brasil, Ecuador, Bolivia,
Argentina, Nicaragua, Paraguay y Colombia procesos políticos que tenían como
fin último posicionar a la izquierda internacional como dueña del tablero
político continental… y estuvieron a punto de lograrlo.
Creo
que existe un patrón desarrollado muy hábilmente, y en el cual concursaron la
Iglesia Católica, los partidos políticos, las instituciones y países garantes
del orden internacional, el mismo sistema de justicia internacional, algunas
empresas privadas y naciones que garantizaron de alguna manera la no
intervención, justo cuando más se necesitaba; fueron factores que se conjugaron
para que nuestro país especialmente, cayera víctima del peor retroceso en los
índices de desarrollo y de las garantías de los derechos humanos.
Venezuela,
en menos de 20 años, fue prácticamente desmontada como nación y convertida en
un estado forajido, con un gobierno conformado por narcotraficantes,
terroristas y comunistas, en el patio de los EEUU, la nación garante de las
libertades y la democracia en el mundo.
Los
que ven la situación como un simple retroceso del país en la ruta del progreso
por causas políticas, no parecieran haberse percatado de las implicaciones
mundiales y del denso tejido de intereses, movimientos, inversiones, conexiones,
apoyos, que se han traducido en una serie de jefes de estado con directa
responsabilidad en la destrucción de la democracia venezolana, partidos
políticos nuevos, como el caso de PODEMOS en España, Alcaldes y Primeros
Ministros de la izquierda que han surgido en países europeos, que son el
semillero de futuros conflictos y retos a la unidad de esa región,
organizaciones de carácter internacional que se han revelado como punto de
apoyo en estos movimientos revolucionarios, sobre todo en el seno de la ONU,
donde han penetrado de manera profunda.
El
mismo Barak Obama y los Clinton, mientras fueron parte del gobierno de los EEUU,
permitieron con su política de apertura a Cuba, que los intereses comunistas
establecieran redes de espionaje, de lobby, de comunicaciones que han estado
actuando en detrimento de los intereses de esa gran nación, permitiendo, que
los vínculos de grupos extremistas del Islam con la Habana, se convirtieran en
fichas de negociación, y se hicieran la vista gorda mientras se construían
bases de operaciones en Latinoamérica como nunca antes.
Se
les permitió atacar y debilitar la posición de las fuerzas de seguridad norteamericanas
en sus métodos de interrogación e instalaciones de detención para terroristas,
como fue el caso de Guantánamo, que a todas luces era una pieza de negociación
de Washington con los demócratas en el poder, y los hermanos Castro con su estrangulamiento
hegemónico en Latinoamérica.
Esta
infiltración en USA de factores castristas, no se hubiera podido hacer sin una
cooperación bastante abierta de ciertos sectores académicos que impusieron la
crítica marxista como instrumento de valoración para las nuevas relaciones en
un mundo globalizado, creyendo que integrando a los comunistas dentro del
sistema mundial de comercio, con privilegios, estos iban a cambiar de
ideología, igualmente es preocupante el incremento del apoyo hacia figuras e
ideas comunistas por parte de algunos sectores de Hollywood, ciertas
distinguidas luminarias se prestaron para promocionar de manera abierta la
revolución socialista, y sostener, hasta el día de hoy viva, la leyenda de la
revolución cubana como una acto de progreso humano.
El
caso Venezuela demuestra como la destrucción de la organización militar es
clave para derrumbar la institucionalidad de un país, corrompiendo el
componente militar, ideologizando sus efectivos y designando a oficiales
fanáticos de los comandantes, que se constituyen en mafias y que operan desde
el Alto Mando.
Apenas
se ha destapado la gigantesca red de instituciones financieras y operarios, que
trabajan en un masivo lavado de dinero y que están debilitando los sistemas
económicos de Europa y América, permitiendo que dineros del crimen compren
voluntades y apoyos políticos, incluso financien elecciones, todo esto,
amparado por operaciones petroleras y la construcción de megaproyectos de
ingeniería.
La
participación del Papa Francisco, un sacerdote argentino captado por el
peronismo y plantado por el comunismo internacional en el Vaticano, igual que el
Superior de la orden jesuita, Arturo Sosa, un socialista venezolano inveterado,
que con su silencio cómplice ha demostrado que sus lealtades no están con la
Iglesia ni con la patria que le dio la vida, sino con el movimiento de la
teología de la liberación, el ariete comunista diseñado para los pueblos
susceptibles de los complejos colonialistas del neo marxismo.
Ambos
personajes han servido de alcahuetes del socialismo del siglo XXI, sus
actuaciones, y sobre todo, sus omisiones y silencios, serán estudiados, analizados
y contrastados con la opinión mayoritaria del clero venezolano, que ha sido
perseguido, acosado y maltratado por el régimen. Estoy seguro que en el algún
momento, más pronto que tarde, conoceremos de sus miserables papeles en la
perdida de mi nación, y en el repunte que ha tenido en el mundo una ideología
tan tóxica, como el socialismo del siglo XXI.
De
Rusia y de China solo tengo que decir que se han manejado de manera oportunista
y despiadada, bajo formulas de capitalismo de estado y vínculos ideológicos,
aprovechando para sus intereses el cultivo que ha hecho el castro comunismo en
Latinoamérica, y que dieron dos frutos, que son el orgullo de La Habana, por un
lado el infame Foro de Sao Paulo, ese esperpento que nació del nacionalismo de
la ultraderecha brasileña y se convirtió en lo que es hoy, el club de la
izquierda más retrógrada del subcontinente, y por supuesto, la empresa
constructora Odebrecht, el cáncer financiero que se comió a buena parte de los
gobiernos republicanos de la región por medio de la corrupción y latrocinio más
descarnado.
El
derrumbe de Venezuela es todavía el arma activada que le queda a Raúl Castro
para negociar su retiro dorado, el castro comunismo ha inventado un arma de
destrucción masiva que no sólo se ha llevado por delante bancos, empresas,
gobiernos, movimientos políticos, iglesias, economías y la tranquilidad de
mucha gente en el mundo, sino que pudre y envilece todos los principios y
valores democráticos.
Su
espoleta retardada, todavía tiene a la espera el éxodo masivo del país de
víctimas del hambre y las enfermedades de Venezuela luego de las elecciones trampeadas
que quieren imponer, y que podría generar un cataclismo regional de gran
magnitud para los EEUU si este no actúa de inmediato y con contundencia.
Esta
visión de conjunto es lo que falta para poder ver bien las enormes capacidades
que tienen los enemigos de occidente, y sus aliados dentro de nuestras
instituciones, para llevar a cabo la destrucción de nuestra cultura y del orden
internacional que hemos construido con tanto sacrificio, esta visión de una
estrategia y de un arma, conforman un novísimo artefacto cultural que
posicionado en el seno de una sociedad, conectados sus discursos, instituciones
propias, mecanismos de proceder y su propia semántica pueden causar estragos
sobre el orden interno y la seguridad de los países.
Es
por lo expresado anteriormente que la comunidad de naciones civilizadas de
occidente debe ver en la realización de las elecciones fraudulentas e
ilegítimas en Venezuela, el próximo 20-5, como un acto de guerra, Maduro lo
presenta como una bravuconada más, pero Cuba lo tiene muy claro, le abrirá un
boquete a la estabilidad hemisférica, del cual será muy difícil recuperarse.
Venezuela
lleva veinte años enfrentando el más virulento comunismo, ha sacrificado lo
mejor de su juventud, ha sido despojada de toda posibilidad de defenderse, y
aún así, continúa en sus trincheras a pesar de las trampas, traiciones y una
desproporcionalidad de fuerzas que da pavor, los que quedamos, sólo esperamos
que la caballería no llegue demasiado tarde.
Por
muchos años me he dedicado al estudio de la teoría de las conspiraciones, y
entendida ésta, como una creación de la fantasía y la paranoia, lo que he
expuesto hasta el momento pudiera pasar como una proyección de mi propia
frustración, pero creo que si se atiende bien a los detalles, a los mecanismos
envueltos, a los participantes, al momento histórico, creo que podrán llegar a
mi misma conclusión, la destrucción de Venezuela fue un experimento, están
probando una nueva arma, y la próxima, puede ser la definitiva, pues me temo,
que si no se detiene esta aventura de desestabilización mundial, el siguiente
intento será dentro de los EEUU. - saulgodoy@gmail.com
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