El
venezolano tiene un verdadero problema con el lenguaje y es que el lenguaje
condiciona el mundo sin que la persona se percate del hecho; es decir, el
venezolano, por lo general, utiliza el lenguaje como simple expresión de sus
necesidades y descripción de su mundo, pero ignora, yo diría, con una
irresponsabilidad que raya en la demencia, que ese lenguaje que utiliza se
convierte en su propia prisión.
La
mayoría de los venezolanos, el hombre común, el pueblo, no tiene ni el interés,
ni las nociones, menos aún, la habilidad, de hacer uso del lenguaje como un
instrumento de desarrollo personal, como una herramienta para la libertad,
simplemente lo utiliza como una función dada por la naturaleza para poder
resolver el día a día en su pequeño mundo local, que no va más allá de lo que
existe hasta donde abarca su visión, y que no sirve sino para proveerse de
artículos, satisfacer sus necesidades emotivas, resolver problemas inmediatos y
poner a resguardo su seguridad; en dos platos, el venezolano únicamente utiliza
el lenguaje para sobrevivir, razón por la cual su desarrollo cognitivo es
sumamente limitado y, debido a la precariedad de su vocabulario, su universo es
muy pequeño.
Tengo
amigos sociólogos que me han expresado su optimismo en cuanto a la enorme ola
migratoria, que se ha convertido en un fenómeno masivo, de connacionales que
huyen del país ante las condiciones de vida que el gobierno chavista nos ha
impuesto a la fuerza, haciendo impracticable la vida normal en Venezuela; ven
este movimiento de refugiados como una oportunidad para ensanchar el horizonte,
las perspectivas y el lenguaje de los venezolanos en su contacto con otras
sociedades vecinas.
Yo,
en lo personal, lo dudo. El venezolano se lleva su mundo atado firmemente por
esa incomprensión de que el lenguaje, su cultivo y dominio pudieran darle una
nueva oportunidad de vida; por el contrario, se llevan su mundo pequeñito, van
a sobrevivir, como siempre lo han hecho dentro de sus esferas personales, y se
van a comportar como si todavía estuvieran aquí, con muy pocas probabilidades
de que la experiencia migratoria penetre en su interior y los cambie, entre
otras cosas, porque nuestros vecinos no son muy diferentes a nosotros y
compartimos, unos más que otros, las mismas deficiencias y problemas de
lenguaje.
Como
muy bien han podido captar en estas pocas ideas expresadas, soy un creyente en
el relativismo lingüístico y de las teorías de Benjamin Lee Whorf, a quien hemos
dedicado algún artículo anteriormente. Whorf, palabras más palabras menos, dice
que en cada lengua subyace un sistema particular que condiciona el pensamiento
y la percepción del mundo de sus hablantes, una lógica diferente, que segmenta la
naturaleza y organiza los hechos de una manera propia, y que cada hablante se
debe a los hábitos de pensamiento y la concepción de la realidad que son ajustados
a esa lengua.
El
lenguaje castellano que ha evolucionado en nuestra tierra tiene sus particularidades
y características muy propias, que lo diferencian de la lengua madre, no tanto
por el significado de las palabras que lo componen, sino por la funcionalidad
que ha adoptado para transmitir una visión de mundo (Weltanschauung), que resume lo que sabemos de él.
Cuando habla un venezolano, en su mayor medida, lo
hace por medio del sentimiento, no de la razón; es preponderante el mundo de
impresiones y sensaciones sobre el mundo abstracto de las ideas y conceptos;
bajo esta modalidad, la consistencia de la realidad se hace subjetiva, objeto
de cambios perceptivos propiciados por los humores (la bilis, como dirían
en la Edad Media), creencias astrobiológicas, chismes y según se encuentre nuestro
estado de ánimo; ésa es una de las razones por las que mis artículos reciben
una crítica por la mayoría de mis lectores compatriotas (no así de lo comentado
por lectores de otras nacionalidades), calificados como “muy largos”,
“radicales”, “complicados” e “intensos”,
lo que hace mi trabajo de formación y construcción de ciudadanía mucho más
difícil; pero de ninguna manera voy a ceder, para reducir mi trabajo a niveles
de simplicidad, que es justamente lo que quiero combatir.
En conjunto, el aparato perceptivo del venezolano,
donde el lenguaje ocupa la posición de vanguardia, se hace bajo esa modalidad que
privilegia lo simple, y por lo mismo, está sujeto permanentemente a malas
interpretaciones, errores y conflictos, de igual manera hay un factor que
siempre incide, el facilismo, la ley del menor esfuerzo posible, la salida más
fácil al trance del momento.
El problema está en que el comunismo internacional ha
descubierto nuestra deficiencia, entiende a cabalidad cómo funcionamos y sabe manipular
el lenguaje; así hacen su trabajo de deconstrucción ideológica, de penetración
de antivalores, de destrucción de nuestras resistencias, de alienación cultural…
y construyen para nosotros un mundo que se ha convertido en nuestro propio
campo de concentración.
Somos un pueblo fácilmente dominado por los slogans,
por memes especialmente programados para inmovilizarnos, gracias a la
ignorancia que nos caracteriza como pueblo y de la cual nos cuesta salir; los
grandes centros de poder mundial, que buscan dominarnos y explotarnos como una
granja de animales, se dan banquete experimentando con nuestra preferencia por
las cosas sencillas y fáciles, nos enredan la vida con muros normativos,
ideologías basura, expectativas a la altura de nuestras necesidades básicas. A
eso se debe que la bio-política haya tenido tanto éxito entre nosotros y nos
haya llevado a responder a niveles de animalidad, como la de cambiar nuestros
votos por comida, nuestros valores por bonos, nuestros afectos por un carnet de
la patria y nos han organizado por tribus, para que respondamos como una manada
de seres rumiantes.
Todo esto tiene una historia que se remonta a la
academia marxista de los tiempos de la Guerra Fría en la Rusia comunista, donde
expertos lingüistas percibieron las estructuras internas e invisibles del
lenguaje, del aparato fonético, del sistema
neurobiológico del lenguaje; descubrieron la naturaleza de los discursos, las
raíces ideológicas de las grandes narrativas, los mecanismos de la
argumentación y la negociación, así como la deconstrucción de la gramática y la
sintaxis a niveles nucleares… así fue como los científicos del lenguaje
pudieron desentrañar rutas y nuevos modelos para implantar conocimiento e
información.
No en vano los trabajos
de expertos como Viktor
Shklovski, Yuri Tinianov, Boris Tomashevski, Yuri M. Lotman, Tzvetan Todorov, Vladimir
Propp, entre otros muchos, que conformaron una sólida base crítica, de teorías
literarias, de morfología, semiología, y otras disciplinas, sirvieron luego
para el desarrollo de un aparato de propaganda y manipulación ideológica, que
llegó a ser temido por su eficacia sobre la mente de los pueblos de occidente,
porque los comunistas sí hicieron uso de esos conocimientos para el control
social a gran escala.
Todo este conocimiento fue utilizado por los
órganos de seguridad del estado, por el estamento militar, por los centros de
espionaje, vigilancia e investigaciones, para conformar nuevos métodos de
interrogación, de entrevistas, de manipulación mediática, de propaganda, de
encriptación de mensajes, de desinformación y guerra sucia; organismos como la
Stasi de la ex República Democrática Alemana, se destacaron en el uso de esta
nueva información que aplicaban sobre sus ciudadanos a manera de experimentos
colectivos, estas nociones y prácticas fueron transmitidas a los países satélites
de la URSS, entre ellos Cuba, quienes de inmediato pusieron en práctica en la
isla los nuevos saberes, para el control de la población y la subyugación de
las mentes en beneficio de la revolución.
Todas esas técnicas son utilizadas por el gobierno
bolivariano chavista para mantener al pueblo apaciguado y en control de sus
necesidades básicas, manejando sus voluntades por medio de una opinión pública
al servicio del régimen, esto, gracias a la participación de supuestos
periodistas comprometidos con la revolución como es el caso de Domingo Alberto
Rangel, director de Últimas Noticias, el diario de mayor circulación en el
país.
Jalonando ciertas cuerdas, apetencias, apretando
ciertos botones, negando algunas informaciones y creando estados de ánimo, utilizando
algunos encuestadores inescrupulosos, grandes segmentos de la población pueden
ser conducidos para la movilización, traicionando incluso algunos preceptos y
valores tradicionales como la unidad familiar, la lealtad al país o a los
líderes, para robarles o cambiarles la identidad y su manera de actuar.
Los cambios que el chavismo hace en la
significación de palabras claves como Patria, Soberanía, Democracia,
Participación, Amor, sólo para mencionar algunas, la manera como las utiliza en
sus discursos, noticias de primera plana, conversatorios, mesas de negociación
o en anuncios oficiales, con una connotación que nada tienen que ver con su
significado real, producen varios efectos en el individuo, lo primero es
desconcierto, lo desubica en el mundo, lo segundo es que lo induce al cambio de
lo real por lo artificioso, lo hace entrar al mundo del chavismo, especie de
tierra de la fantasía donde todo parece ser lo que no es, y por último, ya desmontado
de sus convicciones y con algunas ayudas materiales, premios o regalos (desde
un apartamento hasta una caja de comida CLAP), esa mente simple y silvestre
está a punto para inyectarle una mega dosis de indoctrinación y lavado de cerebro.
De las cosas más impresionantes que he visto en
Venezuela son las técnicas conductistas para hacer que la gente niegue la
realidad y crea en una realidad virtual, creada en laboratorios y fabricadas
con pruebas y situaciones totalmente artificiales; se trata de lo que llamamos
en el argot nacional “una olla podrida”, para ello, el gobierno de Chávez y
Maduro ha contratado una serie de mercenarios españoles, que son ahora los
jefes del partido político PODEMOS, quienes fueron preparados en instituciones
dominadas por el marxismo como la Universidad Complutense de Madrid, y han
generado un nuevo tipo de guerrillero académico, especializado en la retórica
del socialismo del siglo XXI; y los hemos visto trabajando para la presidencia
de Chávez y Maduro, gente como Pablo Iglesias, Carlos Monedero y otra serie de
técnicos en sociología, economía, comunicaciones, filosofía, que son expertos
en estas artes de la manipulación y control social a gran escala, y que aún hoy,
se encuentran generando zozobra en el país a cuenta del partido PSUV.
Con esto no quiero decir que nuestros socialistas
endógenos sean unas luminarias en el lenguaje y las comunicaciones, todo lo
contrario, tienen tantas deficiencias y carencias como el venezolano promedio,
lo que pasa es que tienen a los rusos, chinos, cubanos y a esos españoles como
asesores técnicos, aprovechando la hegemonía comunicacional que tiene el
gobierno para estas prácticas antidemocráticas, destructoras del individuo y su
autonomía de pensamiento.
Definitivamente, hay dentro de la cúpula del
gobierno algunos personajes que se solazan en esta manipulación descarada de
sus connacionales, que entienden de estas disciplinas y las utilizan a gusto,
confundiendo y creando el caos en la mente simple del pueblo venezolano,
principalmente de la oposición democrática; de los abogados constitucionalistas,
comunicadores sociales, politólogos y líderes políticos de la oposición, que se
echan unas enredadas conceptuales bizantinas, caen continuamente en estas
trampas retóricas, manipulados por ese lenguaje que viene envenenado de una
lógica absurda.
Como ya se están dando cuenta de la situación
justamente por las múltiples contradicciones e inconsistencia que generan, de
la impudicia del gobierno de Maduro en la manipulación de algunos conceptos
errados de uso común en nuestros demócratas, de sus flancos desprotegidos por
causa de la improvisación, se ha creado una situación insostenible para los
principales voceros de la MUD, de los partidos políticos y de los frentes
amplios que se están generando, de los que ya, afortunadamente hay un público
crítico que se ha percatado del desaguisado, y ya no lo toleran tan fácilmente
como en el pasado reciente.
Algunos de nuestros conductores políticos se están
percatando y aprendiendo a defenderse de estas armas silenciosas que actúan
desde las sombras creando falsos positivos, expedientes fantasmas, acusaciones
sin fundamento, armando eventos para confundir… aunque sea a fuerza de golpes y
porrazos estamos aprendiendo. Sólo espero que no sea demasiado tarde. -
saulgodoy@gmail.com
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