He
disertado con ustedes en múltiples ocasiones sobre el tema de la democracia y
la libertad, les he explicado cómo trabaja una sociedad independiente, que toma
sus propias decisiones, que construye su futuro y trabaja para lograrlo, que
gracias a esa libertad en todo sentido, la gente aporta ideas, construye
soluciones, y quizás lo más importante, porque es libre y responsable de su
destino, no hace loqueras ni se pone en manos de iluminados ni revolucionarios,
ni políticos que les prometen la felicidad si votan por ellos.
Una
persona libre necesariamente tiene que pensar, saber cuáles son sus
circunstancias, debe tener una idea sobre el terreno en el que pisa, cuáles son
sus amenazas, sus características, sus ventajas, con qué y con quienes cuenta
para lograr sus fines, y ese pensamiento debe necesariamente llevarlo a la
necesidad de observar ciertas reglas y normas, entre ellas, cumplir con la
palabra empeñada, honrar los compromisos y no convertirse en un estorbo para
los demás.
Y
es aquí donde tener claras las ideas es fundamental, el que utiliza la razón
para pensar, lo primero que debe hacer es tener los conceptos bien establecidos,
sin conceptos bien estructurados el pensamiento se hace confuso y la acción errática,
lo cual, puede fácilmente llevarnos al error y al fracaso, pero si tenemos
buenos fundamentos, si estamos seguros de lo que pensamos, decimos y hacemos,
las oportunidades de éxito en nuestras empresas se multiplican.
Las
ideas y los conceptos claros se obtienen principalmente por dos vías, la
educación y la experiencia, con la educación nos valemos del conocimiento
acumulado por siglos de gente que anterior a nosotros han vivido, han
construido, se han equivocado, lo han mejorado y lo transmitieron para que las
nuevas generaciones tengan herramientas para vivir bien y hacer un mundo mejor,
para ello hay que asistir a la escuela y las universidades, hacer una carrera,
leer y trabajar con el intelecto en un prolongado proceso de aprendizaje.
La
otra manera es viviendo la vida en base al experimento y el error, viendo lo
que la otra gente hace, copiando lo bueno y descartando lo malo, tomando
riesgos y experimentando, ver dónde y cómo las cosas funcionan, asimilando los
golpes y las perdidas, emulando a las personas exitosas, aprendiendo de las
caídas, acumulando la experiencia y creando a nuestro entorno una red de
seguridad.
Una
combinación de ambas es lo ideal, de las ideas y de la experiencia, para ambas
es importante la libertad, libertad para elegir, libertad para actuar, aún
cuando las condiciones de nuestra vida no sea las mejores bien porque no
tengamos una posición holgada y nos vemos obligados a posponer nuestros planes,
si hay libertad siempre existe la posibilidad de que en algún momento podamos
retomar lo que nos interesa, si hay voluntad e interés es casi seguro que
podamos conseguir los medios para avanzar en nuestro proyecto de vida.
El
problema en nuestro país ha sido la política, un concepto muy mal entendido que
ha extraviado a millones de venezolanos por sendas donde lo primero que se
sacrifica es la libertad, y si la política es mal entendida entonces conceptos
como democracia, liberalismo, capitalismo, mercado, globalización y tantos
otros resultan confusos y hasta aterradores, en Venezuela el principal problema
es que nadie sabe que es política y todos son expertos en política, pregúntele
a su vecino que es política y se dará cuenta que le dice algo diferente a sus
compañeros de oficina o al concepto que tiene su esposa, o su jefe, o la que
tiene usted en este momento, el problema parece estar en que no hay manera de
ponernos de acuerdo sobre que es política, pero lo más grave, la palabra
libertad nunca estará presente cuando se lo explican, y sin libertad es
imposible la política.
Lo
primero que tenemos que estar claros en política, es que la libertad nunca es
absoluta, precisamente porque la política implica necesariamente participación
en una red de relaciones, y por lo tanto, está regida por normas, jerarquías,
costumbres y poderes que ya existían aun antes de nuestra aparición y
participación en la misma, de modo que esa pretensión de autonomía e
independencia tiene sus bemoles.
Nuestra
libertad está condicionada por la libertad del otro, pero sigue siendo
libertad, estos límites y responsabilidades, las obligaciones que se le imponen
a una persona libre son parte fundamental de nuestro ser, y cuando actuamos en
el cuerpo social lo hacemos políticamente, negociando, tratando de convencer al
otro de nuestro punto de vista, llegando a acuerdos y en el peor de los casos
entrando en conflicto, y recurriendo a la ley, a las normas, procedimiento e
instituciones que regulan esos conflictos.
Llegados
a este punto nos encontramos con un escenario bastante complejo, la palabra
Libertad, en cualquier idioma, tiene múltiples acepciones, significan muchas
cosas para diferentes eventos, el estudioso de la política, el filósofo Isaiah
Berlin, logró sintetizar la libertad bajo dos modalidades, una libertad
positiva, que implica la presencia de un poder, de una habilidad o capacidad
que conlleva la libertad de hacer algo por nuestros propios medios, de
conseguir nuestras metas; y la libertad negativa, que indica la ausencia de
algo, de impedimentos, constreñimientos, interferencia por parte de otros, en
especial del Estado.
A
partir de la escogencia que hagamos del tipo de libertad a que nos referimos, a
partir de allí, se le asignara a la libertad ciertos valores e ideología, me
explico, para algunos el dinero da libertad de hacer, comprar, contratar, etc.,
esta libertad positiva es propia del pensamiento capitalista liberal; los
socialistas por el contrario piensan que aras de la igualdad, algunas
libertades deben ser reguladas para que todos tengamos oportunidades, de allí,
algunas normas que limitan, coartan o restringen ciertas libertades económicas.
El
sociólogo comunista Zygmunt Bauman, muy popular en Venezuela, era uno de los
más fecundos propagandistas del socialismo, y de la necesidad de la sociedad en
general de contar con un estado bienestar, que atendiera debidamente al
colectivo, es decir, a aquellas personas que por sus “inseguridades” no eran
capaces de vivir por su propia cuenta, de tomar sus propias decisiones, de
proveerse un medio de vida.
Bauman,
en su libro, En busca de la política
(1999) asegura que el individualismo fue el causante de la cancelación del ágora,
de los espacios públicos de decisiones, de la política; como buen enemigo del
capitalismo y la globalización, acusa a la libertad individual de destruir el
orden social, en sus propias palabras:
La
sociedad no puede hacer felices a sus individuos; todos los intentos (o
promesas) históricos de hacerlo han generado más desdicha que felicidad. Pero
una buena sociedad puede -y debe- hacer libres .a sus miembros, no solo libres
negativamente, en el sentido de no obligarlos a hacer lo que preferirían no
hacer, sino en el sentido positivo, el de poder hacer algo con su libertad, el
de poder hacer cosas. .. Y eso implica primordialmente la capacidad de influir
sobre las circunstancias de su propia vida, formular el significado del
"bien común" y hacer que las instituciones sociales cumplan con ese
significado… todavía no se ha concretado el proyecto democrático de lograr una
sociedad autónoma constituida por individuos autónomos.
La
política, significa para muchos, la manera como el individuo entabla relaciones
con el Estado, con ese constructo de instituciones, poder, autoridades y
burocracia que, en el caso de Venezuela, nos legó el Imperio Napoleónico de la
Europa Continental, una de cuyas funciones primordiales era legislar sobre las
formas de propiedad, y este era un privilegio de los poderes públicos, que
constituye justamente, la justificación principal de la existencia del Estado.
Para
el economista francés Pascal Salin, en so obra Liberalismo (2000), es
imposible hablar de libertad si no se toma en cuenta la propiedad, nos dice el
profesor Salin:
Si se admite que un individuo es dueño
de sí mismo y no un esclavo, debe también admitirse que es dueño del fruto de
su actividad, esto es, de lo que, en uso de su razón, ha sabido crear. En la
medida en que la creación de riqueza se deriva de la aplicación individual de
la razón, reconocer la naturaleza humana de alguien implica asumir sus derechos
de propiedad sobre lo que sea capaz de crear. El capitalismo, sistema de
apropiación privada de recursos, tiene pues el fundamento ético indiscutible,
que se asienta en los derechos de propiedad de los creadores sobre sus obras.
Pero
para el Socialismo y otras formas de gobiernos estatistas, el Estado pareciera
contar con una Patente de Corso para expoliar a las personas de sus
propiedades, no importa la excusa o finalidad de tal apropiación indebida, la
naturaleza de la misma es ilegítima, nadie puede pretender ser dueño de una riqueza
que no ha creado, sino que obtiene por medio de la coerción y la violencia.
Nos
dice Salin más adelante en su interesante obra:
Frente a la propensión automática a
considerar que el Estado es la norma para toda sociedad, más vale reconocer que
la única norma debe ser el individuo, el cual, puesto que la libertad es
inherente a su naturaleza, necesita, para su natural desenvolvimiento, de la
propiedad…
Volvemos
entonces al tema con que abrimos el artículo, los venezolanos tenemos un
problema grave con la política porque no sabemos de que estamos hablando, pero
si aducimos que somos un pueblo libre, si reiteramos a cada momento que no
somos esclavos, no lo somos de nadie, llámese este amo (ponga usted el nombre
del líder) o Estado (ponga usted el nombre del partido político), pero vean
ustedes a las organizaciones políticas y sus jefes que tenemos en la actualidad
y no hay uno solo, que ponga por encima de los intereses del estado, al
individuo.
Todos
prefieren lo que llaman un “estado fuerte” que sea capaz de dispensar lo que
mientan “justicia social”, a todos los políticos se les hace agua la boca por
llegar al poder, para contar con un estado capaz de coaccionar, por medio de la
violencia a los ciudadanos, a que le entreguen el producto de su trabajo y
creatividad al estado, por medios de dudosa legalidad, un estado que es
empresario, propietario, financista, cuyo única función es robar a sus
ciudadanos de recursos, oportunidades y riqueza.
Creo
que ya es hora de detener esta concepción fallida y primitiva de hacer
política, y permitir que los venezolanos puedan ser dueños de su futuro sin
intermediarios. - saulgodoy@gmail.com
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