viernes, 8 de diciembre de 2017

Apocalypse Now vs. The Heart of Darkness


En un reciente artículo que escribí sobre política. Hice una mención a la novela de Joseph Conrad El Corazón de las tinieblas (The Heart of Darkness), para ese momento ya había tomado varias notas para este artículo que usted, amable lector está leyendo, y sucedió que mi referencia para aquel artículo sobre política, estaba equivocado, pues tomé una de las notas sobre el personaje de Kurtz, de la versión cinematográfica de Francis Ford Coppola, y no la nota sobre la novela.
Me explico, dije en el artículo que Kurtz había tenido una exitosa carrera militar, lo que no sucede en la novela de Conrad, pues en la obra original se trataba de un exitoso comerciante de marfil en diferentes estaciones del Congo africano.
Pues bien, o nadie se dio cuenta de ese error, que en ese caso se aplica el comentario de Gene Moore: “…la importancia de la película como medio de transmitir influencias no debe ser desestimada… mucha más gente ha visto las versiones cinematográficas de los trabajos de Conrad que actualmente leído sus libros.”, o, quienes se dieron cuenta del gazapo, fueron tan delicados como para no hacérmelo notar (aunque prefiero saber cuando estoy en el error).
Llevar a esta novela (en realidad se trata de una novela corta) a la pantalla, tiene una historia muy interesante que quiero compartir con ustedes, lo primero que tenemos que decir es que se trata de una narración que se basa en gran parte en el discurso interno de uno de los personajes, Marlow, un marino que protagoniza varias de las historias de Conrad,  y que es contratado por la compañía que opera en el Congo, primero para que rescate un barco que ha naufragado en el curso del río, y luego para que busque a Kurtz, el agente estrella de la compañía, a quien se presume enfermo y con quien han perdido toda comunicación río arriba, la narrativa de la historia se desarrolla por lo que ve y piensa Marlow, lo que dificulta grandemente una adaptación al cine de la obra.
El primero que intentó llevar esta historia al cine fue Orson Wells, quien llegó a Hollywood (1939) precedido de su fama de joven genio del teatro y la radio, que había hecho la versión de la novela de ciencia ficción, La Guerra de los Mundos, de H.G.Wells, con un gran éxito comercial incluyendo el pánico que ocasionó su programa radial en la ciudad de New York al confundir al público, la puesta en escena con una invasión real de los extraterrestres a la Tierra.
Intentó con ahínco que su estreno como director en Hollywood fuera precisamente con la novela de Conrad (ya había hecho una adaptación para la radio de la obra), de la cual hizo un guión en exceso experimental y muy personal, al punto que se ofreció para interpretar ambos papeles, el de Marlow y el de Kurtz, los estudios rechazaron de plano su proyecto primero, porque era muy costoso, $1,057,761, que para aquella época era una fortuna impensable para una película, y segundo, porque el nobel director no parecía a dispuesto a aceptar la manera de trabajar que tenían los estudios en California.
Lo bueno de este desaire fue que lo obligó a concentrase en un nuevo proyecto, Citizen Kane, como su película debutante.
La idea no se volvió a tocar hasta que Francis Ford Coppola, influenciado por lecturas y testimonios sobre la guerra de Vietnam, luego de sus exitosas películas El Padrino y El Padrino 2, querían incursionar en películas bélicas y la sin razón de la violencia, para ello contrató al guionista John Milius quien venía trabajando sobre una idea que tituló El soldado psicodélico, sobre experiencias reales de la guerra y era su intención casarla con una aproximación al texto de The Heart of Darkness de Conrad, pero el guión en manos de Coppola se fue convirtiendo en su propia versión de la novela, Coppola tenía una copia del guión que había escrito Wells y lo había llenado de notas, de hecho ya avanzado el proyecto y según testimonio del propio Coppola, lo que el director tenía en el bolsillo era un edición de la novela llena de observaciones, anotaciones y direcciones de cámara.
Como todos ustedes saben aquel proyecto de Coppola se convirtió en una verdadera pesadilla, afortunadamente contado en detalle por dos extraordinarios documentos, de la esposa de Coppola, Eleonor, se trata del documental Hearts of Darkness: A Filmmaker’s Apocalypse (1991), un registro pormenorizado de las dificultades que encontró el director en hacer realidad esta obra maestra, y las Notas en la realización de Apocalipsys Now (1991), que fue un diario que Eleonor llevó durante el rodaje de la película, que al final le costó su matrimonio.
Todo lo que le sucedió a Coppola y su grupo de producción Zoetrope, comenzó cuando Coppola decide despedir al actor Harvey Keitel, a quien había contratado para interpretar el papel de Marlow, quien ahora se llamaba Willard, dos semanas después de empezar la filmación perdiendo un material y un tiempo precioso, pero aquella actuación no satisfacía sus altos estándares y contrató a Martin Sheen para el papel.
La película fue hecha en locación en las Filipinas, donde el productor y director tuvo problemas de todo tipo con el gobierno local para obtener los permisos, el uso de los helicópteros militares y otros apoyos logísticos que necesitaba, pues se internó en la selva con su equipo, para estar en “ambiente” con la atmósfera de la historia, lo que acarreó problemas de salud y comodidades para el equipo de producción, aunque a todas estas Coppola, como buen sibarita que era, mantenía una línea de suministros constante para aires acondicionados, buenos vinos y la comida gourmet, que eran su debilidad y que incrementaron los costos de producción.
De las calamidades que tuvieron que soportar fue un tifón que arrasó con Filipinas y donde perdieron valiosos escenarios y equipos, a Martin Sheen le dio un ataque al corazón en pleno set que casi lo deja fuera de la película y de la vida, la producción que se había calculado para seis semanas de rodaje se montó en 16 meses, los estudios y los bancos estaban asustados y ejercían presiones sobre Coppola que varias veces amenazó con suicidarse, pero el director nunca perdió su control absoluto sobre la producción, al final tuvo que poner de su propio dinero para poder terminarla, cuando el presupuesto se montó en 20 millones de dólares y aún no terminaban, todo el mundo esperaba un espectacular fracaso y la quiebra de Coppola.
La presión se hizo sentir en el set de filmación donde diariamente habían trifulcas entre el personal, llegó un momento en que el actor Dennis Hopper dejó de asearse, se negaba a bañarse con la excusa de entrar en el personaje, resultando en una desagradable molestia para equipo de producción.
Marlo Brando en un momento le confesó a Coppola que le había mentido, que nunca había leído la novela, ni siquiera los guiones que le habían enviado, razón por la cual cuando llegaban a sus partes, siempre improvisaba, y para el asombro de todos, lo hacía de manera magistral, lo que terminó resultando en una de las mejores actuaciones de su carrera (decía que siempre tuvo en mente a Orson Wells interpretando al Ciudadano Kane), pero por si eso fuera poco, Coppola y el editor tardaron dos años editando la película hasta satisfacer las exigencias del director, como era de esperar, la producción terminó con una crisis de nervios de Coppola y una lenta recuperación.
Cuando la película se estrena en 1979 se convirtió en leyenda.
Surgen entonces toda una serie de apreciaciones, opiniones, estudios académicos, en referencia a la relación de la obra literaria y su versión cinematográfica, y en este sentido hay toda una rama de la teoría literaria actual concerniente a las adaptaciones, uno de estos estudios, A Companion to Literature, Film and Adaptation , es una compilación de diversos autores entre los que se encuentra el profesor  Jamie Sherry con su ensayo Paratextual Adaptation (2012) donde desmenuza con detalle, como el texto literario original se va transformando con cada intervención que se hace para textos que soporten otros medios diferentes a la escritura, en el caso de las películas, el texto se transforma en un guión, que es otro texto, nos dice Sherry sobre Heart of Darkness:
El mito y su condición de “clásico” asociado a la película, provocada por su proliferación de tropos culturales, han convergido para reubicar la novela, y por lo tanto sus subsecuentes lecturas. Los textos de Conrad y de Coppola están definitivamente enlazados, en parte por el distanciamiento transformador empleado por el director, en un acto que Derrida llama, mutua invaginación. Ese bricolaje de culturas que constituye el paisaje, donde los textos se adaptan uno al otro sin cesar en un acto de apropiación y contaminación, refleja la complejidad de nuestra recepción a una adaptación… estos paratextos añaden otra capa de interrupciones intertextuales, enriqueciendo y acomodando el discurso entre el lector y la novela precursora de Conrad. 

Hacer adaptaciones de obras literarias para otros medios de comunicación es una tarea creativa que toma y exige una enorme comprensión e intercambio del escritor con su fuente de inspiración, la obra siempre cambia, y siempre se mantiene como unidad, el resultado final es una suerte de palimpsesto donde nada se desperdicia y todo confluye en una obra de arte como nos lo demostraron Coppola, Wells y tantos otros escritores.  -  saulgodoy@gmail.com



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