Los
políticos venezolanos han tenido los mangos bajitos con el electorado que han
domesticado y manipulado a gusto hasta los momentos, se han valido de su
condición de “lideres” de sus partidos políticos para cosechar a su vez un
“liderazgo” que les viene por añadidura, porque el liderazgo que pretenden
muchos de nuestros políticos ante la sociedad civil, solo existe en sus mentes.
Con
lo que quiero decir que hay un antes y un después luego de estas elecciones a
gobernadores del 15 de octubre del 2017, tanto el acto electoral como la
naturaleza del voto están cambiando, ya los ciudadanos estamos cansados de
tener que aceptar imposiciones y arreglos de último momento de los partidos
políticos para obligar al electorado, en una decisión diabólica entre las
peores opciones posibles, a escoger entre un susto y una pesadilla; nos obligan
a elegir entre unas candidaturas que son tan abyectas y absurdas que todo
parece una burla.
Los
políticos se han malacostumbrados a no hacer su trabajo, a que los problemas
gruesos se los resuelva el electorado, a que responsabilidad de la defensa del
voto y de cobrar unos resultados se los trasladen a quienes votamos, son tan
ineptos que aún sabiendo que van a enfrentar fraude, trampas de todo tipo, a
pesar de que las elecciones a las que prestan sus nombres no tienen las
garantías mínimas en una democracia, a pesar de estar conscientes que no tienen
la fuerza para sostener un triunfo electoral, se atreven a competir con la
seguridad de que serán sus electores los que pongan sus cabezas en la picota
por ellos.
Lo
peor de tal situación es la retórica del voto a favor de sus intereses
personales, que lo hacen pasar como si el voto realmente decidiera, como si fuera
la última oportunidad de salvarnos de un holocausto mundial, ligan la
sobrevivencia del sistema democrático a la decisión del elector, si el país se
va por el barranco de la opresión y la esclavitud es por culpa de quienes no
votaron por ellos, manejan la culpa y el miedo para mover a los votantes en el
entendido que son ellos, y no los políticos, los que deben salvar la patria en
las mesas de votación, de allí que el voto en nuestro país es entendido como un
trabajo que implica hacer proselitismo político, arrastrar a familiares, amigos
y vecinos a las mesas de votación, participar como veedores del proceso y
finalmente poner en riesgo nuestras vidas defendiendo el derecho de nuestro
candidato si el gobierno no reconoce su triunfo.
Una
vez que se echa andar el aparataje de las elecciones, son los votantes los que
sirven de lubricantes para que sus engranajes y ruedas muevan las candidaturas
de los partidos políticos, algo que deberían hacer los militantes de esos
partidos, ahora resulta que nos han reclutado a todos como partidarios para que
llenemos los espacios públicos en sus actos, aplaudamos sus discursos, peguemos
sus afiches, hagamos las caravanas con sus rostros y banderas exhibidos en
nuestros autos, nos vistamos con sus colores, hagamos las colas el día de las
elecciones, conformemos sus mesas, seamos sus testigos, defendamos sus actas,
nos quedemos desvelados esperando el conteo, y finalmente, seamos los votantes
quienes nos lancemos a la calle a consolidar sus triunfos, llevándolos en
hombros hasta el palacio de gobierno.
En
algún momento del juego las reglas cambiaron y no nos dimos cuenta, los
partidos políticos renunciaron a hacer su trabajo y ahora resulta que es el
elector el que debe asumir todo la responsabilidad y los costos del candidato,
para que el triunfo y las mieles del poder los goce un político, quien
rápidamente olvidará a quienes lo llevaron hasta allí, haga lo que le da la
gana sin consultar, no rinda cuentas, y se le olvide las promesas que hizo en
campaña.
Venimos
de una democracia decrépita, absurda, donde los partidos políticos se abrogaron
toda la representación política, las iniciativas, las propuestas y los actos,
el ciudadano sólo quedó para votar, y por ello el sistema liberal democrático y
de un estado de derecho, pendía de un hilo, que justamente fue cortado por los
enemigos de la democracia porque desde hace mucho tiempo, los templos de la
política han estado ocupados por los mercaderes del voto, de ese voto
esquizoide que parece nuestro pero no es, que lo manejan los partidos como les
da la gana, dónde y cuando quieren, sin consultarnos, y que nos obligan a
bailar la canción que nos pongan, so pena de quedar marcados por la ignominia
de ser calificado como un antipolítico, de un leproso moral que prefirió
quedarse en su casa en vez de ir a votar, y salvar el mundo…
Vergüenza
para el que se abstuvo, mil años de maldiciones para el que se atrevió
contradecir a los partidos políticos y sus candidatos, hay que votar contra
viento y marea, sin importar que el voto decida o que el candidato valga la
pena, o si su programa de gobierno sea de todo menos democrático, no importan
ni las ideas ni las propuestas, lo que importa en votar y cuidar el proceso
electoral, para eso hemos quedado los venezolanos, para demostrar que el
contendor es un tramposo.
La
mayoría de la gente ni siquiera piensa, les dicen votar y es como si fuera una
respuesta automática, inmediatamente enseñan su pulgar para dejar su huella o
sueñan que son miembros de mesa e instruyen a la gente en como manifestar su
voluntad frente a las máquinas de votación, para ellos democracia es votar, no
es deliberar, o gozar de derechos y libertades, o reclamar y criticar, o pagar
impuestos para poder exigir, o presionar para que se hagan reformas que mejoren
las condiciones de libertad y participación, no, para nosotros votar resume en
un solo acto todos los demás atributos de la democracia, y eso es un gravísimo
error.
Esta
forma de pensar y actuar lo que hacen es envilecer el voto y propinarle un
golpe bajo a la moral ciudadana lo cual lleva a una degradación del concepto de
democracia, de la verdadera, la que exige participación, debate de ideas,
preparación y discusión de propuestas, donde sea verdaderamente el interés
común, el de la mayoría, el que importe y prevalezca, y no esta fraudulenta
sustitución de los intereses de los partidos, de operadores políticos, de
negociantes profesionales, de grupos de interés que naricean al electorado como
les da la gana haciéndoles creer que si no votan por ellos, el cielo se vendrá
abajo, sobre nuestras cabezas.
Es
cierto que estamos bajo circunstancias excepcionales, con la bota del tirano
sobre nuestros pescuezos, pero esta situación ha sido justamente propiciada por
los años de errores y vicios que los partidos políticos han fomentado haciendo
que solo sea nuestro voto el factor decisorio, olvidando el verdadero trabajo
de sostener a la democracia cada día, a cada momento, con nuestra participación
y trabajo.
Estoy
seguro que vamos a amanecer el lunes 16 de octubre con una serie de triunfos
electorales en una buena parte de las gobernaciones del país, a pesar de todas
las trampas impuestas por el corrupto CNE, el desencanto y el voto castigo
hacia el gobierno será monumental, el chavismo está podrido, no sirve y hay que
cambiarlo, pero no se van a ir por las buenas y eso lo sabe todo el mundo, no
son unas elecciones las que van a desalojar del poder a estos criminales, a
partir de este día el chavismo le impone al país una ordalía de trabas,
exigencias y negativas que van a demostrar que nuestro voto no decide.
Empezando
por un cúmulo de votos fantasmas a favor del régimen, un importante número de
votos nulos de la oposición por razones “técnicas”, de seguro la negativa de
reconocer a los nuevos gobernadores si no se pliegan a ser bendecidos por la
espuria asamblea constituyente comunal, es de esperar que se aceleren las
inhabilitaciones de algunos candidatos ganadores, otros que tendrán en su
contra las asambleas legislativas estadales que intentarán impedir sus
nombramientos y todos esas trampas de apostadores baratos en juegos de carta de
los que gusta el chavismo.
Si se
diera este escenario de una derrota aplastante de la oposición, no hay duda que
el gobierno conserva la fuerza necesaria para impedir que se concrete,
demostrando una vez más que los partidos políticos no hicieron su tarea, que no
tienen un plan “b”, que volverán a llorarle a los votantes por que los
restituyan a sus cargos, volverán a enseñarle a la comunidad internacional sus
moretones y ropas rasgadas, porque tenemos unos políticos acostumbrados a que
otros le hagan el trabajo y a embaucar al electorado en estrategias que solo conducen
al vacío.
Aún
cuando es verdad que el toda acción política en democracia conducen al acto
electoral y que en circunstancias normales, el voto como expresión soberana del
pueblo, decide, también es verdad que no estamos viviendo en democracia sino en
tiranía, que todos estos actos electorales facilitados por el régimen son
manipulados y utilizados para ganar tiempo y afianzar su poder.
También
es verdad que estas elecciones tenía vencidas poco menos de un año y el régimen
se encargó de retrasarlas, modificarlas y lanzarlas a su conveniencia, pero
también es verdad que estas elecciones nos sacaron de nuestro curso de acción,
llevábamos una estrategia coherente de resistencia máxima para sacar al
chavismo del poder, y el concurrir a estas elecciones nos desvió la
trayectoria, distrayendo esfuerzos que pudieron ser aprovechados en otras
actividades mucho más afectivas para nuestro objetivo.
Estamos
todos de acuerdo con que la abstención sólo favorece al régimen quien desde el
principio ha jugado a desestimular el voto, a convertirlo en papilla para
desmoralizar al electorado, pero también debemos admitir que la oposición los
ha secundado en esta estrategia, metiéndonos por calles ciegas, con candidatos
que no han sabido “cobrar” sus victorias, con condiciones inaceptables para
cualquier demócrata, la alternativa electoral no es obligatoria, es demasiado
valiosa para estar gastándola en contiendas sin sentido, tampoco son una excusa
para la cobardía.
En
una democracia sana, la abstención del voto debería ser una posibilidad
esperada, válida, que expresa algo, disgusto, indiferencia, rechazo, pero nunca
promover castigos y condena a quienes no quieren opinar, es su derecho y si a
ver vamos, es tan válido como la de quien se inclina por cualquier opción
política.
Soy
de lo que creen que estas elecciones fueron utilizadas por los cogollos de los
partidos políticos de la oposición a manera de referéndum para afianzar su
imagen de poder, para poder mostrar los números en caso de que el gobierno
tenga que salir apurado del poder y hacerse ellos con las riendas del país
mostrando las actas electorales donde se demuestra un supuesto “favoritismo”
del electorado por sus líderes y organizaciones políticas.
La
MUD no quiere confrontar por la vía dura, eso se ve y se siente a leguas,
consintieron a las protestas de calle porque no les quedó más remedio, pero la
planificación y dirección de las mismas fue un acto de irresponsabilidad que
convirtieron en una carnicería, para ellos el voto es la vía segura y sin
riesgos, y unos votantes sin criterio se la están poniendo muy fácil a estos
manganzones, que hace ya mucho tiempo deberían estar en el retiro.
Creo
también que estos partidos políticos que se anotaron el mayor número de
gobernaciones están en conchupancia
con el régimen, que existe un acuerdo secreto de mutua ayuda para que la salida
sea negociada y de cohabitación con el chavismo, que hay mucho narco y mucho
corrupto detrás de estas campañas millonarias en medio de esta crisis.
Necesitamos
un nuevo votante, que piense, que razone y que no se vaya por los caminos de
sus hormonas ni sus sentimientos, hasta ahora hemos sido un blanco fácil para
los mercaderes del voto, ellos conocen nuestras debilidades, saben manejar
consignas y discursos que llegan a nuestros centros de pasión, pero esas
respuestas son manipuladas, no es nuestra voluntad actuando bajo nuestro propio
criterio, necesitamos rescatar nuestra autonomía tan necesaria para expresar lo
que verdaderamente opinamos, por favor no más votos ciegos ni teledirigidos,
esos votos lo que nos ha traído son desgracias.
Los
venezolanos tenemos que entender que nuestros enemigos no solo están del otro
lado de la acera, lamentablemente hemos estado cargando con el peso muerto de
muchos partidos políticos de la oposición que no son sino avatares del
chavismo, piezas disfrazadas que van a hacer todo lo posible para que nada
cambie en nuestro país y todo siga igual, se les va su modo de vida en esta
tarea; tenemos que renovar nuestros partidos, limpiarlos de tanta escoria, es
una tarea impostergable. - saulgodoy@gmail.com
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