Existe
una mala práctica enquistada en la MUD por parte de algunos líderes de los
partidos políticos que la conforman, y es la arrogancia, que conjugada con la
ignorancia y el pragmatismo, dan como resultado, un colaboracionismo con el
gobierno criminal de Maduro.
La
arrogancia les viene de creerse unos salvadores de la patria, su actitud es que
le están haciendo un favor a la gente prestando sus nombres para los asuntos
públicos en los que se involucran, exigen pleitesía, obediencia a sus
designios, cero tolerancia con la crítica y para rematar el papelón, se creen infalibles,
y si algo sale mal durante su gestión, siempre hay alguien o algo a los que
pasarle la responsabilidad.
En
cuanto a la ignorancia, es real, no tienen nada en la cabeza, no leen, no
estudian, no discuten, sus análisis de las situaciones del país no escapan del
horizonte de sus propios intereses, que se podría resumir en: lo que es bueno
para ellos, es bueno para el país.
Practican
con cierto tino la retórica, que más que una ciencia es un arte, pero sus
argumentaciones son superficiales, nada profundas y llenas de zalamerías hacia
el público accidental, no se comprometen, no fijan posiciones, y cuando no se
presentan como el vivaracho rey del burdel, el gallo que más aletea en su
partido, adoptan la pose como graves catedráticos, con sus rostros constipados,
con el dedo índice apuntando al cielo mientras pontifican.
Creen
saberlo todo pero su experticia viene del oficio de bedeles en la
administración pública o de ser exitosos recaudadores de fondos para las campañas
políticas, algunos dan la impresión de conocedores del derecho pero no pasan de
ser unos plomeros de las leyes, conocen de lapsos, procedimientos, recursos,
pero no tienen la menor idea de cómo impacta una ley la vida en sociedad,
carecen de imaginación.
Y
están por supuesto, los “líderes sociales”, los que suben cerro y atienden las
necesidades de barrios y urbanizaciones, de pueblos y caseríos y que solamente
se les ve en campañas electorales, rodeados de periodistas enseñando las llagas
de la sociedad, y prometiendo sanarlas si votan por ellos, pretenden tener la
capacidad de dirigir un estado o al país, por el sólo hecho de hacer
conversatorios con los vecinos y haber asfaltado la calle de alguna comunidad
(que efectivamente, es una proeza), son osados y no se amilanan ante el tamaño
de los retos, así no puedan con ellos, son los perfectos voluntaristas.
Toda
esta fauna padece de una enfermedad incurable y es su pragmatismo, no entendido
en los términos filosóficos de Dewey, Pierce o James, sería demasiado pedir,
sino en ese sentido de la oportunidad que caracteriza al venezolano de a pié, y
que nos signa como los eternos buscadores de esas soluciones a nuestros problemas,
que impliquen el menos trabajo y sacrificio posible.
Si
hay que trabajar, pensar, analizar, criticar o incluso, tener que empezar una y
otra vez hasta que el resultado satisfaga nuestro sentido de una labor bien
hecha, ese no es el camino, si el problema les va a robar mucho de su tiempo se
lo dejan a una comisión delegada, para que duerma el sueño de los justos.
Todo
en política en nuestro país se hace a la carrera, con un resultado pronto y a
la mano, la carga se corregirá en el camino, lo importante es mostrar
resultados, ser eficientes, repito, siempre y cuando los intereses de los
políticos no estén comprometidos, por eso es que el país vive en una constante
sorpresa ante los cambios, nada es estable, se sacan comunicados que no tienen
ni pies ni cabeza, se hacen declaraciones que desafían cualquier lógica, se
aprueban regulaciones que hay que cambiar la semana que viene por imposibles de
aplicar, todos vivimos de un salto de mata a la otra, en estupor constante.
Ah,
pero entonces vienen las buenas prácticas, lo políticamente correcto, los
ejemplos históricos, lo que otros hicieron en un caso similar, nuestra política
vive de precedentes (no los revolucionarios, que con su complejo de Adán están
creando al mundo de nuevo), ninguna decisión o curso de acción debe definirse
si se aleja mucho de los patrones tradicionales que implican, negociar antes de
entrar en conflicto, ceder antes de perderlo todo, conformarse con algo que con
el tiempo se irá incrementando, convivir con el enemigo antes que confrontarlo,
perdonar antes que hacer justicia, darle tiempo al problema para que se
resuelva solo, retractarse en algún punto si esto implica acelerar la solución.
El
problema amigo lector es que los políticos que tenemos manejando nuestros
destinos, no son ni capaces ni confiables, dicen una cosa y hacen otra, no
piensan en nosotros cuando toman las decisiones, es lo que a ellos les parece,
cómo y cuándo, no consultan, no informan, todo lo contrario, desinforman, les
gusta trabajar en las sombras, pero se arrogan toda la representatividad
obtenida por nuestros votos.
Se
dicen demócratas porque son adictos a las elecciones (preferiblemente las que
no son libres y confiables) pero carecen de todas las demás virtudes de la
decencia humana, no les gusta rendir cuentas, se perpetúan en los cargos, son
autoritarios, les encanta mentir, se rodean de gente con prontuarios de mala
conducta o de poca lealtad, creen que todo es negociable, incluyendo a sus
seguidores, sus personas, sus familias, el partido y el país, todo tiene un
precio.
Pero
la más peligroso de esa arrogancia es que se creen mucho más “vivos” y
aventajados que los chavistas, digo, los duros de verdad, los mafiosos, los que
están conectados con Cuba, con los carteles de Sinaloa y Juárez, con los inversionistas
chinos y rusos, con el directorio de las FARC, con los pranes, y con todo bicho
de uña que exista, que son al final, con quienes hay que negociar si a negociar
vamos.
Cuando
la policía negocia con secuestradores y otros criminales no necesitan de garantes
ni de organizaciones expertas en llegar a acuerdos, simplemente buscan aminorar
la pérdida de vidas humanas y bienes, tratar de salir de la situación con el
mínimo de violencia posible, se esfuerzan de convencer al pillo de que se
entregue haciéndole ver lo mucho que tiene que perder, hay casos en donde les
permiten salir de la trampa en la que están metidos para aliviar la presión,
pero de inmediato son perseguidos y capturados, en este tipo de negociaciones
el resultado es predecible, el criminal siempre pierde, su impunidad, su
libertad, no están en la mesa de negociación.
¿Qué
pudiera negociar Borges y Co., con el chavismo? ¿Mejores condiciones
electorales? ¿La libertad de los presos políticos? ¿Retirar las acusaciones por
violadores de Derechos Humanos? ¿Qué le quiten las sanciones impuestas por los
EEUU? ¿Qué la AN trabaje coaligados con Maduro? ¿Qué Maduro renuncie? ¿Qué
bailen pegados en una Comisión de la Verdad? ¿A cambio de qué? ¿De que los venezolanos
nos subordinemos a ese frankenstein de la Constituyente comunal?
De
acuerdo al comunicado de la MUD sobre estas reuniones preparatorias para la
supuesta negociación, parecieran estar dispuestos a esperar hasta las
elecciones presidenciales en el 2018 ¿Puede el país soportarlo?
Si la
salida que se prevé es una cohabitación con el chavismo, reconociéndole su
estatus político a pesar del inmenso desfalco que le hicieron a la nación, de
la sangre derramada, del dolor producido, de la destrucción de las
instituciones, dejándole toda la infraestructura criminal operativa, con las
armas, con sus bandas de delincuencia organizada, con unas FFAA chavistas no
estaríamos logrando sino posponer una vuelta de la dictadura al poco tiempo.
En un
contubernio con estos criminales llevaríamos todas las de perder y ellos todas
las de ganar la única solución que yo veo es ponerlos contra la pared,
desarmarlos, procesarlos, sacar a los cubanos de Venezuela, aprovechar el
músculo internacional para que nos garanticen la paz en los procesos de
transición, en la recepción y distribución de la ayuda humanitaria y en la
consecución de la estabilidad económica del país.
Venezuela
va a necesitar de una gran inversión internacional que no va a venir al menos
que garanticemos que el chavismo no volverá por sus fueros y la única manera de
hacerlo es encerrándolos bajo llave, y jamás permitir que este tipo de
movimientos antidemocráticos vuelvan a tomar el poder en unas elecciones.
Ya
escucho de nuevo el discurso de que esto lo tenemos que resolver entre nosotros
que somos venezolanos, me van a perdonar, los chavistas no son venezolanos, ni
son personas razonables, ni se les puede creer, idolatran a un hombre que han
hecho Dios, se comportan como una secta y no les tiembla el pulso al momento de
asesinarnos, yo no puedo ni quiero negociar con alguien que me ve y me trata
como su esclavo.
Sería
el colmo de la traición por parte de Borges llegar a acuerdos con el chavismo
justo cuando los tenemos derrotados, no podemos desperdiciar el momentum alcanzado por la presión
inmensa de la comunidad internacional, la única negociación posible sería la
renuncia de Maduro y la instalación en el país de una fuerza de paz
multinacional para pacificar al país, sería una estupidez por parte de nosotros
los venezolanos permitir otra negociación que no sea la entrega, el desarme y
los procesos judiciales de estos criminales, o es ahora o nunca.
Pienso
que lo más apropiado es que los demócratas repudiemos a Julio Borges, le
exijamos su renuncia a la presidencia de la Asamblea Nacional, hagamos una
marcha en contra de estas reuniones en Santo Domingo y que todos los partidos
que enviaron delegados sean públicamente aborrecidos como instrumentos del
chavismo, no nos quedemos callados no queremos convivir con torturadores,
asesinos ni narcotraficantes.
Me
enferma la gente que habla de conciliación, de perdón, aún con las heridas
abiertas, con el recuerdo de nuestros jóvenes asesinados en la memoria, con la
presencia diaria de venezolanos padeciendo de las medidas que toma el dictador
y ejecuta su régimen como si fueran nuestros dueños, primero tiene que venir la
justicia, el desmontaje del horror, el desarme, el cumplimiento de un proceso
de limpieza del país, que los culpables paguen sus deudas con la sociedad.
No me
vengan a tratar de convencerme que nuestro caso es igual al de Ruanda o al de
Colombia, que debemos copiar modelos transicionales como los de Suráfrica, o
los de Chile, nada se parece a lo que hemos vivido, aquí no había 40.000
personas en armas, ni la mitad de la población oprimiendo a la otra mitad, ni a
todo un ejército sometiendo al pueblo por medio de las armas, aquí en Venezuela
lo que hubo fue una entrega cobarde y traidora del país a Cuba por parte de un
grupo de criminales, no más de 200 personas que hoy están multimillonarias a
costa de todo el país, personas buscadas por la justicia internacional y que no
tienen a donde escapar, y lo que está sucediendo en Santo Domingo es una
compra-venta de impunidad, mas nada. -
saulgodoy@gmail.com
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