viernes, 11 de agosto de 2017

Nuestros partidos políticos


Cuando la gente dice que estamos entrando en una transición, nuestros partidos políticos de la oposición democrática no se imaginan que la cosa es con ellos también, estos últimos tiempos de resistencia en la calle nos han demostrado a los ciudadanos, que nuestros líderes políticos y sus organizaciones políticas necesitan una profunda reingeniería, tan sencillo como que está a la vista, que con éste estamento político, no vamos a ninguna parte.
La sociedad civil rebasó, y con mucho, los límites de competencia de un gran número de políticos en la MUD, que lo que están dando es pena ajena en sus declaraciones y puntos de vista, muchos de ellos parecen sacados del cofre de los recuerdos, cuando el país era manejado por un bipartidismo entre factores de la izquierda democrática.
Se siente y se nota que no hubo renovación ideológica, que muchos de estos voceros de la MUD que han tomado protagonismo en el asfalto ante los piquetes de la Guardia Nacional, están más vacíos de ideas que una totuma alongada, de las que crecen en el patio de mi casa, y que cuando caen al piso se abren mostrando carnosidades y concha, nada más.
Si lo que quieren es cobrar popularidad por los golpes que han acusado en las marchas y el gas lacrimógeno que han respirado, les digo, no basta, son necesarias las ideas, los discursos, que los conecten con la Venezuela sufrida y valerosa que ya está harta de la mediocridad, las acciones que hemos visto, las negociaciones, reuniones, estrategias que están desarrollando nos hablan de una concepción política pragmática, utilitarista para unas agendas que no pasan del interés personal de una pequeña cúpula de operadores políticos.
El chavismo ha sido una sobredosis de incongruencia y pobreza mental, un tsunami de populismo barato, ante el cual se puede distinguir claramente quien piensa y quien copia, y vistas las opciones, muy pocos piensan, estas cualidades se han transferido por osmosis a nuestra oposición política, para todos esta a la vista que no hay un plan para salir de esta situación, excepto el de confiar en el destino y seguir la constitución como si la constitución fuera una especie de sortilegio.
Los principales partidos de la oposición democrática presentan un muy serio vacío de ideas que nos hacen temer por una muy difícil, larga y problemática transición, la manera como se han comportado durante la decadencia chavista nos hacen sospechar que no son las personas y organizaciones más idóneas para sacar al país de la postración en el que los enemigos de Venezuela la han dejado.
Hay demasiados vicios, esquemas mentales caducos, visiones de país desfasadas, ideologías ancladas en el pasado que hacen imposible recurrir a modelos y soluciones que operan en los límites de la experimentación social y política, se necesitan agallas y capacidad de cambio para llevar a una Venezuela arruinada y destruida en el alma, a que pueda recuperarse y vuelva a confiar en sí misma.
Estoy hablando que tenemos políticos, jóvenes en su mayor parte, pero con alma de viejos, educados e ideologizados en doctrinas que nada tienen que ver con nuestras extraordinarias circunstancias, muchos de estos gerentes sociales, que se venden como la solución para nuestros tiempos y circunstancias, no tienen la menor idea de que hacer al momento de que el pueblo les dé el mandato de sacarnos de este pantano donde estamos atascados.
Uno los escucha hablar y es el mismo discurso de la democracia venezolana de hace cincuenta y cuarenta años atrás, dependientes de un estado fuerte, centralizado, dueño de todos los recursos, rentista, benefactor, paternalista, clientelista, planificador, socialista, interventor, controlador y autoritario, pareciera que fueran clones de aquellos partidos cuya formulan repiten ad nauseaum para cualquier eventualidad bajo el sol.
Venezuela va a necesitar no sólo de políticos que le den la cara, que les hablen claro y planteen soluciones a corto, mediano y largo plazo, porque será un delicado intercambio de sacrificios por soluciones, deben mostrar resultados y la única manera de hacerlo es hacer minería en la estructura estatal, e ir entregándole a la población civil organizada, actividades, sectores productivos, servicios e infraestructura que antes estaban en manos del gobierno central, habrá que privatizar grandes parcelas de los servicios públicos, incluyendo algunos sectores de la justicia, la educación, la salud y hasta la seguridad y defensa, que para algunos es desprenderse de “soberanía”, me imagino que habrá un momento en que incluso sea necesario sacrificar al Banco Central de Venezuela para poder estabilizar la macroeconomía, hay políticos de nuestra oposición que sentiría que se les está cortando un brazo si eso llegara a suceder.
Tendríamos que llegar a favorecer mucho más un sistema de regiones autonómicas, con mayor independencia política y administrativa que lo que hasta hoy habíamos visto para poder garantizarles su desarrollo, sería entrar en un verdadero modelo federal con lo que cambiaría drásticamente el poder de los partidos políticos nacionales tradicionales.
Tenemos un estado mastodonte, que padece de un gigantismo que nos está matando a todos los venezolanos, ya que tenemos que alimentarlo, mantenerlo y soportarlo sin que nos proporcione los beneficios que tal sacrificio implica, principalmente en dos áreas fundamentales, el sector militar y el educativo, de modo que hay que desmontarlo de la manera más rápida, razonable e inteligente para causar el menor daño posible, con lo que vamos a necesitar gente experta en transferencia de funciones y personal sin perturbar el orden social ¿Qué vamos hacer con tres millones de empleados públicos innecesarios, acostumbrados a una seguridad social estable? Tal número de gente lanzada al enorme sector de desempleados que ya existe, causarían una situación de desorden en el sistema muy difícil de contener.
Estoy seguro que nuestros políticos ni siquiera se han paseado por este escenario, y que si lo hicieren, su única fórmula sería la de sostener ese mismo estado, sin tocarlo, para no levantar olas que afectaran su popularidad.
Estoy al tanto del papel de acompañamiento y de soporte que les ha tocado jugar a los partidos políticos, han estado al lado del pueblo en los peores momentos de la represión, les han dado aliento y hasta ejemplo de resistencia, todo eso está muy bien, pero ¿dónde está el plan para salir de esta pesadilla? Seguimos reaccionando a las circunstancias sin tomar iniciativas, operando en un marco de reglas estrictas y muy injustas visto las libertades que se toma el régimen de Maduro al momento de acabar con la oposición, no respeta ni el derecho a la vida, nos quiere ver a todos pasando hambre y en un grado de dependencia al estado digno de esclavos.
La reglas que la oposición se ha autoimpuesto de pelear una batalla limpia con las reglas constitucionales, ante un enemigo que le importa un pito las normas democráticas y de consenso es verdaderamente lamentable, ya habrá tiempo de asignar responsabilidades por haber sido promotores de sacrificios humanos innecesarios, por exponer a nuestros jóvenes a peligros imposibles ante una horda de salvajes.
Nuestros partidos políticos operan a un nivel de acción sumamente primitivo, su principal función es la de ganar elecciones y una vez en el poder, conservarlo por el mayor tiempo posible, lo que hagan para lograr ambos objetivos no importa, todo vale en política, incluso ir en contra de la ley, lo importante es que nadie se entere, y si se enteran, que nadie lo recuerde, porque luego de un tiempo en el congelador, la máxima en nuestro país para éste tipo de avatares, es que en Venezuela, no hay cadáveres políticos, este es el país de los muertos vivientes.
En cuanto al público, al electorado, la gran masa de venezolanos y aquí me incluyo, ya sabemos que Maduro y el gobierno de Cuba, nos quiere bajo la bota militar, oprimidos por la violencia y la fuerza para explotarnos como manso ganado dispuesto al matadero, ya todos estamos claros que con esta Constituyente comunal lo que nos depara es más lucha por nuestra libertad, que al final será nuestra, que vamos a tener que pagar un costo enorme, entre otras razones, porque nuestros políticos fueron incapaces de organizar al pueblo para otro tipo de resistencia, que no estaba dentro de las reglas de sus juegos de política de salón, porque fueron incapaces (y muchos tuvieron miedo de asumir sus responsabilidades) de liderarnos hacia la victoria total sobre nuestros enemigos.
La gran culpa que nuestros partidos y líderes políticos tienen que asumir, es que ocuparon puestos de comando y dirección aún a sabiendas que eran incapaces de dirigir y solucionar nuestros problemas, no quisieron admitir su falta de coraje, voluntad y preparación para el trabajo que supuestamente debieron haber hecho, en este sentido, se comportaron como unos chavistas más, y la historia se los reclamará.   -    saulgodoy@gmail.com




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