miércoles, 20 de julio de 2016

La Cámara de gas


Casi que es por higiene mental periódicamente leo literatura de entretenimiento, como ya lo he comentado, me gusta la ciencia ficción, pero también los relatos de espionaje y los llamados “thrillers” que son las novelas de intriga y suspenso, en este caso me propuse leer a uno de los escritores más exitosos en el género, el escritor norteamericano John Grisham, pero no solo para disfrutar de una historia bien contada, sino para tratar de descubrir cuál es la fórmula de su éxito como escritor popular, quise desmontar cuidadosamente su estilo, la estructura de su discurso, “la gramatología” completa de su obra, algo así como una ingeniería en reversa, para averiguar cómo funciona el artefacto cultural de su creación.
Grisham es un abogado de formación, convertido en escritor de historias que tienen que ver con los procesos legales y el mundo de los abogados en Norteamérica, su enorme éxito ha llevado varias de sus obras a la pantalla grande, películas como El Informe Pelícano, La Firma y otros éxitos de taquilla lo han convertido en una presencia cotidiana en el mundo de los best-sellers, el cine y la televisión mundial y pertenecen hoy, al bagaje de la cultura moderna occidental.
El escritor John Grisham
¿Qué es lo que hace a este escritor ser uno de los autores más leídos del mundo? Fue lo que intenté averiguar cuando escogí su novela The Chamber (La Cámara, en referencia a la cámara de gas) un “Thriller” legal sobre el mundo de los condenados a muerte en USA.
Mi ejemplar es una gruesa edición de bolsillo de casi 700 páginas editado en 1995 (Island Books, Dell Publishing), lo leí en inglés y tal como lo expresa un comentario en portada del periódico El Washington Post: “Totalmente hipnótico… Cargado de resonante prosa… las escenas se desarrollan de forma que no puede dejar de leer.”
Y tal cual, una vez metido en la historia es difícil dejar el libro hasta terminarlo, lo cual es parte de una fórmula del suspenso que tiene cultores del género de hace ya varios siglos.
Pero en mi caso y al igual que el abogado en la historia de Grisham, me armé con mi block de notas y mi bolígrafo y empecé a sacar las piezas de su narrativa como si estuviera desarmando un reloj, para hacer un mejor trabajo he debido hacer varias lecturas del libro, pero estaba presionado por el tiempo y una larga cola de otros libros esperando su turno, de modo que no fue una labor rigurosa, aunque si me dio luces e ideas sobre su estructura funcional.
Lo primero que descubrí es que Grisham nos describe unos mundos y ambientes que no todos conocemos y por lo menos a mí me producen una gran curiosidad, el mundo de las grandes corporaciones de abogados en los EEUU, un país de avanzada y altamente organizado donde las leyes y las normas son el aceite y el combustible que mueven el inmenso aparato del estado y de la industria privada.
No son como los despachos de abogados a los que estamos acostumbrados en nuestros países, mucho más modestos y a nuestra escala de necesidades, en aquellos lares estas organizaciones son inmensas industrias que consumen abogados como una línea de ensamblaje de televisores o neveras consumen obreros, a montones, continuamente están reciclando su recurso humano, sobre todo en la base, con las hormigas obreras que hacen el trabajo secretarial, de investigación, de modestas diligencias burocráticas, de sellos y firmas donde se producen toneladas de papel que deben ser organizados, indexados, digitalizados para crear los expedientes de cada caso en la firma.
De la película La Firma
Son organizaciones tentaculares adaptadas a las necesidades de la globalización, con directorios de múltiples especialidades, no solo por materia sino por regiones, sistemas legales y económicos, lenguajes, niveles jurisdiccionales, culturas y idiosincrasias.
Para ello necesitan de una estructura corporativa altamente compleja muy similar al de las corporaciones tecnológicas de punta, con extensiones que tengan contactos en la política, los medios de comunicación, organizaciones de relaciones públicas, agencias de investigaciones y seguridad, el mundo de las organizaciones no-gubernamentales, la sociedad civil en general y algunas con el mundo militar.
En la novela, la firma Kravitz & Bane es la tercera en tamaño en la pujante ciudad de Chicago, emplea trescientos abogados, tiene oficinas en seis otras grandes ciudades de los EEUU, se especializa en litigios, es decir en pelear los casos de sus clientes en las cortes aunque tiene especialistas en otras ramas del derecho sobre todo en bienes raíces, impuestos y se involucra en casos de acciones anti monopólicas de grandes empresas.
Sus tarifas van desde los 200 $ la hora por casos de seguros, 300 $ la hora por defensas en casos criminales, 400 $ la hora para los grandes bancos y hasta 500 $ la hora para clientes corporativos, de modo que es una maquinita de hacer dinero, todo el día, todos los días, y como todas las empresas de su tamaño e importancia, tiene una sección que presta asistencia gratuita para gente que no puede pagar su defensa, es la forma que tienen de mostrar su buena voluntad hacia una sociedad que les ha dado tanto, por lo que anualmente dona 6.000 horas de servicio gratuito a la comunidad.
Y entre las causas que toma se encuentra la de defender a algunos condenados a muerte.
Porque el otro aspecto de la vida norteamericana que Grisham nos presenta de manera magistral es la organización que tiene esa sociedad para matar a quienes han cometido crimines mayores y el sistema judicial ha decidido eliminarlos, un mundo que muy poca gente conoce pero que está allí, en el fondo, haciendo el encargo más extremo del sistema de justicia, eliminando a los indeseables, a quienes se ha juzgado están más allá de la redención.
Pero Grisham nos ofrece todavía otro aspecto de la vida norteamericana que pudiera ser noticioso pero que no es muy bien comprendido, el odio social entre los grupos étnicos y culturales, los crímenes del racismo que aún hoy siguen estando en la mira de la opinión pública, y para ello nos traslada al sur profundo, al estado de Mississippi donde nos inicia en la trama con un atentado del Ku Klux Klan con bomba, en contra de un defensor de derechos civiles judío que ha estado enfrentando las actividades de la organización racista en contra de los negros de la localidad, el fallido atentado asesina a los pequeños hijos del abogado y lo deja lisiado de por vida, eso fue en 1967.
En 1981, la corte, luego de un larguísimo  y accidentado proceso condena a la pena máxima al único culpable del caso, que resultó no ser la persona que colocó la bomba, el verdadero culpable es un peligroso asesino experto en el arte de desaparecer de los radares de los cuerpos de seguridad, y que solo aparece, para evitar ser encausado en el juicio.
Como ingrediente adicional en esta espesa intriga, el joven abogado de la firma Kravitz & Bane que toma el caso, cuando apenas quedan 4 semanas del día fijado para la ejecución del único indiciado, es el nieto del supuesto asesino y quien debe enfrentar no solo el pasado violento de su familia, sino tratar de sobrevivir al verdadero asesino quien lo tiene en la mira.
La Cámara es un verdadero ejemplo de intriga y suspenso de un maestro en el arte de narrar, no en vano Grisham se ha ganado su puesto en el Partenón de los escritores más leídos del mundo, es un experto en los diálogos, magistral en sus descripciones, sobre todo en cómo funciona el aparataje legal norteamericano, y un verdadero psicólogo para descubrir, esas pasiones y deseos retorcidos de gente, que dejadas a su libre arbitrio, pueden convertirse fácilmente en monstruos y hacerle mucho daño a la sociedad.  -   saulgodoy@gmail.com










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