jueves, 28 de marzo de 2024

Una propuesta indecente.

 


El juego se trancó, pero no significa que terminó, el gobierno de Maduro con sus torpes jugadas lo que hizo fue descubrir su talante, y no es que desconociéramos quien era, todos sabíamos, y así ellos lo habían anunciado a los cuatro vientos, que no entregarían el poder a las buenas… y allí están, atrincherados, esperando nerviosos la andanada que les viene.

Quizás no se dieron cuenta, pero impidiendo la postulación de la candidata, la profesora Corina Yoris, en representación de la mayoría de la oposición democrática venezolana, quedaron al descubierto, marcados por unas horribles manchas que no se quitan y que los identifican a donde quiera vayan… y eso incluye al troupe de candidatos y partidos instantáneos que se han sumado al cortejo, más bien fúnebre que festivo, que insisten en convocar y participar en unas elecciones que no son elecciones.

Ya elegir no significa escoger, expresar la voluntad ciudadana, darse un gobierno, nombrar representantes… si vamos a la torcida lógica del filósofo de turno del gobierno chavista, las elecciones en Venezuela significan que solo Maduro escoge, sin votantes y con la luz apagada, para al cabo de unas horas vuelva la luz del apagón (una situación reiterativa en el país) y nos encontremos que diez millones (o más) de venezolanos, una gran mayoría, lo han escogido a él como el próximo presidente, en un manido truco cibernético, algo que solo un CNE desalmado es capaz de lograr.

Es el nuevo concepto que naciones progresistas como Cuba, Rusia, Corea del Norte, Nicaragua, China, y en la cola, España, México, Colombia, Vietnam, Guyana, Brasil, El Salvador, están experimentando para hacer de sus líderes y partidos hegemónicos, los únicos capaces de poder gobernar sus territorios, y llevarlos al reino de la felicidad posible aquí en la Tierra.

¿Y qué significa llevar a estos países al reino de la felicidad? El economista Robert L. Heilbroner en su libro El prospecto Humano (1975) nos lo explica:

Solo dos resultados se pueden imaginar en este histórico drama tocado por la tragedia. El primero es el descenso de una gran parte de la población de este mundo subdesarrollado a una condición continua de desorden social, marcada por expectativas de vida cada vez más cortas, descalabro de sus capacidades físicas y mentales, incremento de una apatía política mezclada con protestas y pillaje de los alimentos. Estas sociedades probablemente sean gobernadas por gobiernos dictatoriales sirviendo los intereses de una pequeña economía y una clase militar pudiente, presidiendo sobre sobre un territorio podrido donde la gente vive entre la resignación, la indiferencia y el desespero.

La alternativa que proponía el profesor Heilbroner era la de un gobierno capaz de frenar este descenso al infierno, con un liderazgo dedicado, bien organizado y con una estructura partidista nacional; en nuestro caso, sería el trabajo que está haciendo nuestra candidata María Corina Machado, desde hace ya algunos años, recorriendo el país y organizando las regiones con partidos afines a su plan de rescate de Venezuela. Pero el chavismo está trabajando a toda máquina y utilizando todos los medios posibles, aún los más criminales, para que esta opción nunca sea una realidad, Maduro está dispuesto a incendiar al país y reinar sobre sus cenizas si es necesario.

El juego que tiene Maduro es perverso, absolutamente fuera del espíritu de nuestra Constitución Nacional y de los principios democráticos, cambiando las reglas del juego de modo que solo él pueda ganar; incluso, ha escogido a dedo a sus opositores, para dar esa ilusión de competencia y puja entre diversos candidatos que, al final, todos terminan comiendo de su mano.

Inhabilitar los partidos tradicionales y líderes políticos de la oposición, hacerse dueño del tarjetón electoral y diseñarlo a su gusto, de modo que el elector no tenga otro camino que votar por él o anular su voto, es un fraude más grande que el Parque Central de Caracas.

Bajo esas condiciones, no es posible elegir a un candidato para la presidencia de la República, Maduro se aprovecha de nuestra cultura legalista y democrática, sabe que los venezolanos en la gran mayoría somos respetuosos de las leyes y las formas cívicas, y nos obliga a entrar por ese embudo para conseguir un “triunfo electoral” diseñado a su medida.

Lo que pretende hacer Maduro con su CNE puede que revista la ilusión de que se trata de un acto administrativo, pero no es legal, es puro fascismo, hacer del estado y de los que dicen ser sus dueños, dioses más allá del bien y del mal.

Puede que la normativa que dicta estos cambios del CNE tenga forma y se exprese de manera formal en términos jurídicos, pero su contenido es injusto y discriminatorio; puede que los funcionarios que la emitan pretendan actuar en un ámbito de soberanía, pero no cuentan con la participación ni la voluntad general, todas estas normas electorales están constituidas fuera de nuestra Carta Magna y por lo tanto no son válidas; puede que estén respaldadas por las armas que fueron de nuestra República, que persigan con su aparato represivo a los opositores como enemigos del estado, pero esas normas bajo las que actúan, esas decisiones electorales que bloquean a unos y permiten a otros registrar sus candidaturas, siguen siendo absolutamente írritas.

Con estos actos, el gobierno de Maduro se ha puesto al margen de la ley, muy a pesar de la puesta en escena de “Yo soy el estado” propia de los gobiernos absolutistas, de las aplanadoras que tiene en todas las instituciones gubernamentales y sólo obedecen a su voluntad, son el resultado de un gobierno antidemocrático y se ha hecho ilegítimo; los venezolanos no podemos ni debemos acompañarlo en ese camino, so pena de estar colaborando en sus crímenes de lesa majestad.

Quienes hoy lo apoyan: militares, políticos, diplomáticos, comunicadores sociales, iglesias, farándula, intelectuales, deportistas, tragan grueso por el asunto de la mancha horrible que les mencioné, asociarse de manera abierta y contumaz a un tirano es un asunto delicado, pues significa hacerse cómplices de unas violaciones que ya están en el expediente, y de los crímenes que están por ocurrir, porque ahora lo que viene es más terror.

El gobierno de Maduro dejó de ser el de un país llamado Venezuela, no hay absolutamente nada que sostenga su institucionalidad, al despreciar la voluntad de la mayoría de los venezolanos dejó de representarnos, carece de soberanía, pues en este estado de excepción en que vivimos él no manda ni la controla, sus alianzas regionales se debilitan, ya que ha pasado la raya roja debido a sus abusos de poder;  a partir de ahora, sus negociados se harán en términos de una pandilla y no de un estado nacional.

Mi recordado amigo y experto en Derecho Público, el Dr. Henrique Iribarren Monteverde, en su trabajo de incorporación a la Academia de Ciencias Políticas y Sociales (2013) nos recordaba que el Estado de Derecho es: “Un estado donde el Poder Público está sometido al derecho y del cual todas sus manifestaciones están legitimadas y limitadas por el derecho” y nos refiere a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en su artículo 16, aprobada en Francia el 1789 y que decía: “Toda sociedad en la cual no esté asegurada la garantía de los derechos, ni determinada la separación de poderes, no tiene Constitución”.

El chavismo ya tenía tiempo desconociendo los acuerdos a los que llegaba bajo observación internacional, cambiando los términos de sus propias negociaciones, lo que demuestra que no tiene palabra y que su intención expresa es engañar, incluso a sus propios aliados, lo cual lo confirma como un tramposo, un maula y un operador poco confiable.

 Ya no puede retratarse como demócrata, aunque arregle el escenario para verse como alguien que ha cumplido con los extremos legales, que ha jugado limpiamente, y esto lo hace por una necesidad perentoria de legitimar su corrupto gobierno.

 Pero, vistas las condiciones en que se celebrarán las elecciones, el enorme retardo para poner al día el registro electoral, las misérrimas condiciones que ofrecen para la observación internacional, sumando todos los obstáculos operacionales el día antes y después de la votación, incluyendo el uso de unas máquinas para el voto automatizado en las que nadie confía, más el infame Plan República en manos de las FFAA, cuyo aparente propósito es borrar las evidencias de las trampas del gobierno, nos encontramos que ese fraude es lo único que podemos esperar en este acto comicial, a menos que el país todo, en una arrolladora mayoría, se pronunciara en las urnas en torno a una unidad y de un candidato.

La gran ventaja para la oposición es que todo esto se ha venido realizando frente a la comunidad internacional, con el desparpajo de quien no tiene vergüenza en enseñar sus partes pudendas al público, prácticamente regodeándose, publicitando sus ilícitos electorales a los cuatro vientos, declarando que todo es legal porque está comprendido en la normativa, repetimos, una normativa hecha a la medida de grupos criminales y viciada de toda equidad, que viola las garantías fundamentales de los ciudadanos, que atenta contra sus derechos humanos y a espaldas de la Constitución Nacional.

No son pocos los países e instituciones multilaterales, ONG´s y organizaciones vigilantes de los procesos electorales, que han advertido sobre las irregularidades cometidas por el gobierno de Maduro, sobre los incumplimientos a los acuerdos internacionales que ha firmado con la oposición democrática, en especial el acuerdo de Barbados, sobre la serie de injustas detenciones de políticos y colaboradores de la Sra. Machado, sobre las amenazas a periodistas y desapariciones de personas que han criticado al régimen para crear un clima de terror, sobre las actuaciones de la Fiscalía y tribunales contra ciudadanos, acusándolos de crímenes de odio y conspiraciones de las que no tienen ninguna prueba.

Lo que nos queda a la oposición venezolana es salir del esquema que nos plantean los chavistas revolucionarios, y denunciar las elecciones del próximo Julio ante la comunidad internacional como lo que son: una trampa. Maduro está a milímetros de dar un golpe de estado

Y esto es importante, debe existir la denuncia, sin perder más tiempo; los partidos políticos, las ONG´s, las instituciones afectadas por este juego macabro, los candidatos inhabilitados, las comunidades, los ciudadanos deberíamos estar escribiendo y consignando nuestra protesta y denuncia ante este estrafalario fraude electoral, ante todas las organizaciones multilaterales del mundo, ante todas las cancillerías; los venezolanos en el extranjero deberían estar alzando su voz para desenmascarar este terrible golpe contra la democracia.

El gobierno de Maduro, en este acto desesperado de miedo y traición, se está quebrando él solito. Maduro optó por el camino equivocado, el picar siempre hacia adelante y el tratar de mantener el protagonismo, sin importar las consecuencias, lo están llevando a su propia destrucción. No permitamos que unos oportunistas, con su lógica de “realismo histórico”, con su pretensión de hombres y mujeres prácticos (astutos), nos engatusen para acompañarlos en su comparsa.

La ruta electoral aún no termina, no tenemos candidato, pues han sido inhabilitados de facto, pero del lado chavista hay una lista de personas jugando un juego de imposturas y engaños, el pueblo los llama “alacranes”, muchos de ellos con grandes ambiciones de poder y fortuna, candidatos con un precio, que podrían, si les llegamos a ese precio, garantizándoles su seguridad y relevancia en un futuro gobierno, traicionar a los revolucionarios y pasar a nuestro lado.

En la teoría de las conspiraciones todo es posible, por más vigilados y seguidos que estén estos candidatos pre a porter, sería cuestión de entrar en negociaciones secretas con ellos, Maduro y los cubanos perdieron el impulso que traían, el juego está totalmente al descubierto, lo cual los ha debilitado, y la oposición democrática tiene influyentes aliados que podrían ofrecer no solo dinero, seguridad, sino hasta un exilio dorado, si fuere necesario.

Cualquier oferta que les haya hecho Maduro podría ser fácilmente superada por la unidad democrática, ¿Qué podrían ofrecerle los cubanos castristas, arruinados y roñosos a estos candidatos? ¿Cuál sería la oferta de Maduro, que todos ellos saben jamás cumplirá, para que brindaran sus nombres para semejante acto? ¿Acaso hay alguno de ellos que le importe su prestigio personal y su papel en la historia?

Aunque tengo la impresión que damas como María Corina Machado o la profesora Corina Yoris, mujeres sobrias y muy rectas, serían incapaces de avanzar en estos terrenos de espionaje, dobles agentes y sobornos para conseguir nuestro “Candidato de Manchuria”, reconozco que, dentro de los partidos que nos acompañan en la unidad, hay no solo gente cualificada para hacerlo, sino negociadores de un fino instinto que lleven a buen término esta propuesta indecente.

Maduro nos tiró al ruedo a esos alacranes para que bailáramos pegados con ellos, sería cuestión de escoger cual es el alacrán que tiene la ponzoña con menos veneno, aproximarnos a él y hacerle esa oferta irresistible; estoy seguro de que tendríamos candidato.

sábado, 9 de marzo de 2024

Una cuestión de soberanía.

 



El título de este artículo trata de diferenciar el concepto de soberanía según el chavismo, que como ya veremos no solo es impropio y falso, sino que en términos funcionales, solo sirve para asustar a los ignorantes y tratar de darle brillo y legitimidad al poder de mafia y pandilla que tanto Maduro como sus cómplices Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez tienen como fin del estado.

El término de soberanía experimentó un rápido cambio al final de la Primera Guerra Mundial como resultado de una reestructuración del Orden Mundial, nacido del tratado de Westphalia, el concepto de soberanía le daba cuerpo y funciones al estado moderno; en la ficción jurídica resultante, cada estado-nación consistía en una voluntad independiente y absoluta de poder, que en manos de una persona o distribuidas en instituciones y rangos, representaba a sus ciudadanos en todas las decisiones, tanto internas como de política internacional frente a los demás estados, y su concurrencia en los foros internacionales lo hacía en términos de igualdad, sin importar el tamaño o el poder de los participantes a estos foros.

A lo interno la soberanía encarnaba el poder absoluto del estado frente a sus súbditos, lo legitimaba al punto de imponer a la fuerza sus designios y de convertirse en el único árbitro en los asuntos internos de su nación, esto era una herencia del estado absolutista de las monarquías europeas que creían que el poder derivaba directamente de Dios a sus testas coronadas.

Para algunos estudiosos, este concepto primario expresado en términos absolutamente Hobbesianos, escondía entre sus pliegos, al oscuro germen del autoritarismo más descarnado, pero al finalizar la llamada Guerra Fría, y con el triunfo del realismo en la política internacional, la soberanía se vio seriamente cuestionada, al punto que, pensadores de la talla de un Jacques Maritain, pidió su abolición en los años de la entre guerra.

En el nuevo escenario de la globalización, era cada vez más difícil sostener la monolítica idea de la soberanía que nos venía de los primeros estudios de Bodin en el siglo XVI y luego de Hobbes en el XVII, entre otras cosas debido a la intensa y rápida fluctuación de las alianzas, pactos y conflictos que surgían en el tablero mundial, y de la expansión de problemas que ignoraban las fronteras, como los desastres climáticos, las epidemias, las guerras, el crimen organizado...

Pero además, propiciados por los intereses políticos, comerciales, militares y culturales que estaban en permanente movimiento, las inversiones, el entretenimiento y los mercados en crecimiento no podían esperar a los procedimientos burocráticos de una soberanía retardataria, que lo que busca es poner en primer plano los intereses egoístas de las naciones estados.

A lo interno, tampoco parecía posible preservar la concentración del poder, los estados se veían obligados a compartirlo con diferentes oficiales encargados del territorio como gobernadores y alcaldes, luego con grupos de interés, algunos de carácter étnico, otros que aglutinaban gremios de trabajadores, profesiones, poder financiero y con el fortalecimiento de la ideología liberal y la promoción de la democracia, con el sistema de partidos políticos, ONG´s y grupos de opinión, ese poder absoluto se fragmentó y se tuvo que recurrir a las negociaciones, y a una verdadera apertura de la participación, tal como lo expresó Rousseau cuando hablaba de la voluntad colectiva como la base real de la soberanía.

Chávez, cuando fue presidente de Venezuela, propugnaba por una multipolaridad en el mundo, lo que lo convertía en un globalista, solo que en su caso privó lo ideológico y su posición antiimperialista lo llevó a romper vínculos con nuestros socios tradicionales en Europa y Norteamérica, pero lo hizo de una manera poco amigable y amenazante, ganándose enemigos poderosos y poniendo al país todo en un peligroso curso de retaliaciones, de nada sirvieron las advertencias y voces de alarma, a lo interno de Venezuela el chavismo se impuso bajo el modelo fascista militar, y de hecho estableció una hegemonía política que anulaba toda oposición.

Pero fue una hegemonía muy sui generis ya que permitía que extensos territorios del país fueran controlados por fuerzas subversivas extranjeras como grupos guerrilleros, colonias de mineros ilegales, avanzadas de emigrantes árabes y fundamentalistas musulmanes, y no contento con eso permitió de manera abierta y pública, la intromisión de oficiales cubanos en el seno de nuestras fuerzas armadas, y entregó los registros públicos y notarías a empresas extranjeras en detrimento de la confidencialidad de la información de los ciudadanos sobre sus relaciones y propiedades.

El globalismo chavista se caracterizaba por hacerse miembro de los países no alineados, de los clubes de las excolonias como CARICOM, creo asociaciones como el ALBA o Mercosur, que agrupaba a gobiernos socialistas, coqueteó con los BRICS, como alternativa de bloques económicos, se anotaba con todos los conflictos Norte-Sur en favor de la izquierda internacional, afianzó su amistad con los países radicales musulmanes y con todo grupo revolucionario y fundamentalista, esta pretensión marcadamente anticapitalista, específicamente como enemigo de Estados Unidos de Norteamérica fue seguida como política exterior por Maduro, contrario a lo que pensaba y sentía la mayoría del país, y por seguir esta senda violenta y con conexiones en el submundo del crimen, Venezuela fue objeto de sanciones internacionales que afectaron nuestro desarrollo, todo por una comezón de orden ideológico y su filiación a los países dependientes del castro comunismo, dirigidos desde La Habana (y finalmente desde Rusia y China).

Pero, y este pero es importante, ya que imbricado en el concepto de soberanía, viene la posibilidad de hacer política, de que las sociedades a lo interno, puedan discutir y darse el mejor sistema posible de gobierno para alcanzar sus fines como nación. El politólogo James Tully nos advierte: “La soberanía en su sentido no-absoluto significa la autoridad que tiene la gente en una cultura diversa de asociarse y gobernarse ellos, por sus propias leyes y libres de cualquier subordinación externa.” Pero además, tenemos la advertencia del estudioso R.G. Collingwood: “… y aquellos quienes descartan la soberanía como una ficción degastada, en realidad tratan de desconocer la problemática integral de la política.”

Pero por la naturaleza radical y corrosiva del chavismo hace imposible una utilización racional de la terminología, y la soberanía es utilizada de manera pragmática, por lo que el concepto se hace ambivalente, relativo y sujeto a los intereses del poder de turno.

Cuando uno escucha a los funcionarios chavistas hablar de soberanía, sobre todo en el ámbito judicial, podemos notar las contradicciones y el utilitarismo con que es usado, los delitos de traición a la patria, de conspirar en contra de la seguridad del estado, que tienen su sustento en el concepto de soberanía, se desmorona cuando somos conscientes de que es el mismo gobierno chavista los que utilizan la soberanía para destruir el país en su base ecológica e integridad ambiental por medio de una minería salvaje, desarrollos turísticos en áreas protegidas, del comercio de especies en extinción, de la proliferación de derrames petroleros incontrolados, que son delitos que hacen un daño mayor a la integridad territorial y la calidad de vida de los venezolano.

No hay que ser un genio para darse cuenta que la soberanía es usada a discreción por un gobierno corrupto, cerrando medios de comunicación que se atreven a denunciar los crímenes del estado, persiguiendo a las ONG´s que los ponen en evidencia en sus oscuros manejos y modificando a discreción acuerdos políticos, simplemente interpretando las leyes a la conveniencia de sus intereses, la impresión que da el gobierno chavista es que se trata de un intermediario de la soberanía nacional, la cual está a la venta para aquellos que puedan pagar el precio que ellos exigen.

En términos de hacer cumplir el mandato soberano a lo interno, el chavismo está sumamente limitado, cuenta con las armas de la República, con sus Fuerzas Armadas y el aparato represivo que maneja como si los ciudadanos fueran el enemigo, permite el concurso de órganos foráneos de inteligencia y control social, siempre pendientes de la ratio Violencia/Reacción Social no los desborde pues son minoría, y la fuerza pública, inconstante en sus lealtades. Pero es haciendo valer la soberanía del país en el escenario internacional, donde se le ven las costuras al concepto que maneja el chavismo, a lo externo la soberanía se respalda con poder, con maquinarias militares capaces de movilizarse globalmente de manera efectiva, con inteligencia que pueda entender y anticipar situaciones complejas de peligro e inestabilidad, con el dinero suficiente para soportar conflictos de baja y alta intensidad en el tiempo, con bloques de países aliados que respalden las medidas.

El gobierno de Maduro no pudo imponerse en su pretensión a un simple avión que reclamaba como suyo y que fue incautado y destruido por otro país, no pudo hacerle frente a un cúmulo de sanciones económicas y penales en contra de su gobierno, no ha podido hacerle frente a una emergencia humanitaria que sufre la población a pesar del respaldo internacional para solucionarlo, ha sido incapaz de levantar su muy disminuida industria petrolera que ellos mismos se encargaron de desmantelar, no han podido frenar procesos penales en contra del mismo Maduro por violaciones de derechos humanos, los reclamos territoriales que tiene el país en organismos internacionales no se encuentran bien aspectados, precisamente por su debilidad en el manejo de la soberanía… en fin, la soberanía absoluta con que se llenan la boca se encuentra muy golpeada fuera de nuestras fronteras.

Hace falta una reingeniería de la soberanía en Venezuela, no podemos continuar manejando terminología e ideas que están fuera de la realidad actual, pero para ello hace falta un nuevo gobierno con una concepción diferente del estado, necesitamos administradores sensatos y con conocimiento del mundo actual, de las instituciones paraestatales y globalizadas que están manejando parte importante de la comunidad de naciones civilizadas, la globalización no es una moda ni una tendencia, es un estadio evolutivo necesario en la consecución de un nuevo Orden Mundial para un planeta en problemas, donde ya las crisis nos afectan a todos.

Pero en Venezuela todavía encontramos a unos revolucionarios del jurásico que expulsan del país a observadores internacionales, que no paga su cuota respectiva en los organismos multilaterales, que pretenden hacer trampas electorales para legitimar su desastroso gobierno, frente a un mundo que observa asqueado y asombrado los malabarismos de Maduro, bajo la excusa de que somos soberanos y hacemos lo que nos da la gana.



jueves, 29 de febrero de 2024

El juego del gato y el ratón.

 




“Las elecciones son sólo una forma—si bien muy importante— de hacer eficaces las discusiones públicas, especialmente cuando la posibilidad de votar se combina con la oportunidad de hablar y escuchar sin miedo a la represión. La fuerza y el alcance de las elecciones dependen crucialmente de la existencia de un debate público y abierto. Reducir la democracia a sólo votar resulta lamentablemente inadecuado, como queda ampliamente ilustrado con las asombrosas victorias electorales de las tiranías gobernantes en regímenes autoritarios; desde Stalin en la Unión Soviética, hasta Sadam Hussein en Iraq. El problema en estos casos reside no sólo en la presión a la que se somete a los votantes durante las elecciones, sino a la forma en que la discusión pública se ve frustrada, transgredida y alterada a consecuencia de la censura, la supresión de la oposición política y la violación de los derechos civiles y de las libertades políticas fundamentales”.

Amartya Sen, El valor de la democracia

 

Para mí entender, Maduro y el Chavismo están jugando a otra cosa que no es política, tal y como la entendemos quienes hemos estudiado la teoría política y nos hemos paseado por la historia, menos todavía, se trata del juego democrático en el que pretenden participar como árbitros y jueces en el proceso electoral, que por mandato constitucional debe producirse en este año, si bien es cierto que “ellos”, los chavistas, creen que moviendo candidatos en el tablero, promoviendo a los suyos e inhabilitando a los que no son de su gusto, ocultando información a los electores, desinformando, rompiendo acuerdos e incumpliendo tareas, se van a salir con las suyas.

Hay analistas políticos que opinan lo contrario, que “todo” lo concerniente a las relaciones entre las instituciones, los ciudadanos, las instancias de poder, no importa si la obligación y los deberes resultan del cañón de una pistola apuntada a nuestras cabezas, es política, por lo tanto, todo lo que hace el chavismo de manera abusiva y contraria a la norma, “es política”, y se debe tratar y conjugar como si fuera algo racional, de acuerdo a unas normas y como parte de un continuo histórico.

Este tipo de actitud conduce no solo a terribles errores, análisis equivocados y “memes” y consignas que lo que hacen es confundir, como por ejemplo “el único instrumento de cambio de un demócrata es el voto”, los que saben de política reconocen que hay múltiples maneras de cambiar una realidad social, aún en las situaciones más oscuras y enredadas, pero como bien dice Amartya Sen cuando habla de los regímenes autoritarios. Las elecciones que eligen a quienes detentan el poder por la fuerza, tal y como las entiende el gobierno de Maduro, solo se ganan con la trampa y el abuso.

La Sra. María Corina Machada, la candidata demócrata de la mayoría real de los venezolanos, nos ha dado una extraordinaria lección de cómo se ganan elecciones, su valentía y pundonor ha conquistado y sigue sumando la voluntad de los electores, del pueblo de Venezuela, en un trabajo de hormiguita en donde no solo ha arriesgado su tranquilidad, sino su propia vida, y lo sigue haciendo. Para quienes no se han dado cuenta, los partidos políticos de la oposición democrática montaron unas elecciones primarias nacionales contra de viento y marea, sin el concurso del estado chavista, hostigados por la barbarie, pero donde participaron todos los candidatos postulados por sus plataformas políticas, María Corina Macado y su partido Vente Venezuela, logró ganarlas con una clara mayoría, sin CNE, sin máquinas automatizadas, sin Plan República, sin financiamiento del estado.

Le duela a quien le duela fue una elección popular, soberana, en el marco de las leyes del país, donde los que participamos como votantes no escatimamos esfuerzos por expresar nuestra opinión, en un clima comunicacional enrarecido, cargado de censura, bajo la vigilante amenaza de los órganos reguladores del estado. Ese caudal de dos millones y dele de votos que le dieron el triunfo a la candidata, se convirtieron en un patrimonio político de María Corina, fue ella quien los trabajó, quien recorrió el país hablando con la gente y poniendo la cara, fue ella la que se multiplicaba por toda la geografía nacional y que a pesar de las alcabalas, los acosos, los ataques del chavismo resentido, se atrevió a no jugar el juego bajo las reglas de los “revolucionarios” y despegarse de la manada dócil y obediente a los designios del tirano.

Ese patrimonio electoral hoy está multiplicado por cuatro, y sigue creciendo, a medida que el descontento social se acelera y la ineficiencia gubernamental se incrementa, las bases mismas del chavismo claman por un cambio y la única que les está dando esperanzas y su visión de una Venezuela distinta, es ella. Maduro y su plana mayor de funcionarios gubernamentales, presas de pánico por los resultados decidieron inhabilitar a la candidata, por medio de un subterfugio legal que no tiene ningún sentido jurídico, y violándole sus derechos ciudadanos, tratan de imponerse desde el poder.

Ahora, escucho con sorpresa y leo con desagrado las opiniones de quienes piensan desde la oposición, que estamos compitiendo en contra de unos demócratas, que el chavismo debe ser considerado una organización política, que a pesar de sus desplantes, es y continúa siendo un movimiento político contra el cual es posible competir en términos de justicia y equidad, que se lanzará a una consulta electoral sin trampas, cuando ya sabemos de lo que es capaz de hacer, cuando su palabra no vale un céntimo, cuando temen verse desplazados del gobierno los hace cometer torpezas como inhabilitar a la candidata de la manera más absurda y vil posible, violando la ley y exponiéndose al desnudo ante la comunidad internacional, la detención de integrantes del partido de la candidata bajo cargos de conspiración son apenas un preámbulo de lo que viene.

Se me revuelve el estómago cuando veo a políticos y analistas pidiéndole a María Corina que nombre un sucesor para estas elecciones presidenciales, que haga otro “sacrificio” por el país, que se desprenda de ese patrimonio electoral y se los de a ellos, para competir en unas elecciones que sabemos serán “inadecuadas”, al decir de Amartya Sen, al mejor estilo estalinista o siendo más contemporáneo, al estilo Putin o al del castrocomunismo nicaragüense o cubano.

La ruta de las elecciones en Venezuela no es una línea recta, es una forma fractal que debe tomar diversas configuraciones sin perder su esencia, conservando siempre la posibilidad de reproducir su complejidad desde su mínima expresión, María Corina nos está enseñando una lección de sobrevivencia política, inteligente, acumulativa y novedosa. Quienes claman porque entregue su liderazgo no entienden que así como muchos de nosotros somos parte de su patrimonio político, ella nos pertenece a cada uno, no es un cambio de nombre ni de cara.

A medida que el tiempo pasa y el chavismo esté ocupado en designar su candidato entre la enorme parrilla de opciones que se ha comprado como contendor, o si al final, es el mismo Maduro quien repitiese para la reelección, el gobierno se sigue desplomando él solito, ya no hay fe en la revolución, los errores, traiciones y olvidos han sido demasiado duros incluso para los más ignorantes y pérfidos de las comunidades e instituciones que conforman el gobierno, el pueblo ya sabe que el futuro no es por allí.

Quiero que piensen en algo importante, si Maduro y el chavismo ya tiene el poder ¿Qué más necesitan que los obliga a ir a unas elecciones mañosas?

La respuesta es, necesitan legitimarse, lavarse la cara ante la comunidad internacional, hacerse pasar como gobierno serio e institucional ante el mundo, incluso antes sus propios aliados, porque no basta tener al país agarrado por las bolas y hacer lo que les dé la gana con él, necesitan validar una razón de ser, deben contar con un discurso político que se traduzca en una continuidad histórica, en una identidad propia, en un sistema de principios y creencias que tomen en cuenta al pueblo que dicen gobernar… y no lo tienen, y sin ello, será difícil que vengan las inversiones necesarias, nadie volverá a hacer negocios con ellos o siquiera pisar el país, ya que puede pasar cualquier cosa y lo más seguro es que sea algo muy desagradable, como ya ha sucedido con sus propios socios, y así no pueden existir.

Y esto lo digo, no porque los chavistas sean unos “aviones” en eso de hacer negocios, sino que han permitido que vengan otros gobernantes simplemente a aprovecharse de nuestra indefensión y a llevarse nuestras riquezas, sucede a cada momento con el gobierno de La Habana, con Bielorrusia, con el primer gobierno de Lula en Brasil, con los países del Caribe, han permitido que se perdieran nuestros mercados petroleros… son historias que dan pena ajena.

Un país no se legitima ante una comunidad de naciones con base a torturadores, a presos políticos, a expoliadores de recursos naturales haciéndose pasar como ecologistas, maltratando mujeres, descuidando la atención a la salud de infantes y personas mayores, permitiendo el resurgimiento de enfermedades contagiosas endógenas que teníamos controladas, arreglando las elecciones para que ganen sus candidatos, diciendo mentiras, no honrando sus obligaciones con los deudores.

Por pura inercia se habían ganado la buena voluntad de algunos países (en realidad es porque se puede hacer dinero tratando con los revolucionarios como ya lo explicamos, el caso de la Turquía de Erdogán, o de nuestro oro en Catar son claros ejemplos de cómo se ganan “amigos”), pero ya el chavismo está tan desprestigiado en el mundo, su comportamiento ha sido tan perverso, que poco a poco se le están cerrando las únicas puertas que permanecen abiertas, arruinaron al país, lo desmembraron, huyeron sus habitantes, los que quedan no se dejan manipular, ni aún presos y bajo tortura, mientras que la candidata María Corina Machado por su lado, está aglutinando a los venezolanos en el mundo, a los venezolanos en cada uno de los estados y municipios del país, el chavismo se desinfla, María Corina crece, y esto es así porque ella, de todos los demás candidatos, representa ese cambio necesario que Venezuela tanto anhela y necesita.

Maduro se ha convertido en el más impopular de los presidente en nuestra historia, y eso que los hemos tenido muy malos e ineptos, pero lo que se exhibe hoy es impresentable, indigno, la tarjeta de presentación de un funcionario chavista pareciera decir “Violador de Derechos Humanos” que es como son reconocidos en el mundo… si los chavistas fueran inteligentes (es un oxímoron) aceptarían de buen grado perder las elecciones, o simplemente no concurrir á ellas, irse a las duchas y refrescarse para continuar en la política (la verdadera), eso no es malo, todo lo contrario, podrían renovarse, hacer inventario, reorganizarse, pagar indulgencias.

Una última apreciación, tal y como van las cosas, burlarse del país con unas nuevas elecciones que no eligen, continuar con este pobrísimo show dañará irremediablemente al chavismo y perderán la oportunidad de hacer política de verdad, no tienen escapatoria, están desapareciendo solitos… pero el país no puede esperar, si les importara Venezuela se sentarían a negociar con María Corina Machado y permitirían el cambio, quiéranlo o no, es inevitable.

Si vamos a la historia, cada uno de esos gobiernos totalitarios que han existido y probablemente, existirán, por ser la negación de la política, por ser antidemocráticos, no han salido con votos, o han sido removidos a la fuerza, o se han extinguido ellos mismos dejando al país exhausto…

Esa bandera que ahora ondean Maduro y el chavismo de unas elecciones que nadie sabe cuándo serán, quienes participarán y como se realizarán, con un CNE que es una lamentable marioneta del régimen, es un indicativo de que el final está cerca, no perdamos la calma ni la cordura, estas elecciones tal y como están planteadas son un caramelo envenenado, y quienes piden que María Corina renuncie a su tarea de convocar a los venezolanos a la unidad, que entregue su patrimonio electoral, simplemente están jugando para el otro bando, aprovechando el desespero como el gato juega con el ratón cuando lo tiene atrapado.

 

 

lunes, 12 de febrero de 2024

La Ciencia Ficción en Latinoamérica y, particularmente, en Venezuela.

 




El siguiente artículo está dedicado a la valiente activista de derechos humanos, Rocío San Miguel quien fue secuestrada y desaparecida por el régimen de terror que impera en Venezuela, y que tiene bajo amenaza continua  los derechos fundamentales de todos los venezolanos. En honor a la mujer venezolana.

 

 La Ciencia Ficción en Latinoamérica y, particularmente, en Venezuela.

 

Tengo103 años, firmes como erecciones/ Recuerdo el día en que fui injertado de la glándula taumaturga/ El cirujano sembró en mí  la astilla de eternidad/ Para injertarme/ trajeron un gorila de timidez resuelta/ como la que da el ojo de un inmigrante joven/ Era un hermoso cuadrohumano/ un segundón de selva/ el hermano de leche de mi resurrección/ Al concluir el injerto/ quedé dormido/  Pero aquella misma noche/ empecé a sentir a mi huésped moverse/ Se aclimataba a mis vías urbanas/ con torpeza de criado pueblero/ Lo sentía saltar de rama en rama/ hasta la copa de mi árbol circulatorio/ Lo sentía colgado por el rabo en mis nervios/ y al fin se fue asomando al sabor de mi boca/ cuando la carne del balneario se desgajó sobre la arena/ Tengo 103 años/ firmes como erecciones/ y digo que la vida es buena de beberla/ Tengo cien hijos míos/ y en mi próximo plano/ seré el mejor logrado de mis nietos/Tengo cien hijos míos/ y uno que tuve en nombre de mi hermano el gorila/ porque puse en tenerlo mi pedazo de él…

 

Extracto del poema Autorretrato de Andrés Eloy Blanco (1929), de su obra Baedecker 2000, escrito en las bóvedas del Presidio de Puerto Cabello mientras cumplía la pena de trabajos forzados.

 

La Ciencia Ficción es un lugar en el universo donde todo es posible, aún lo imposible; creo que en sus espacios ocurren situaciones límites para el ser humano y tantas otras especies que comparten la vida, en todas sus manifestaciones y dimensiones, con nosotros. Es, ultimadamente, el gran telón de fondo donde se pueden desarrollar los grandes conflictos y esas pequeñas vanidades que nos dominan y nos convierten en monstruos, yo creo, sin que me quede nada por dentro al decirlo, que se trata del verdadero futuro de la literatura.

Es prácticamente imposible imaginar al hombre despojado de sus relaciones con las cosas y el paisaje que le rodean, de esa “razón instrumental” de la que hablan los filósofos y que relacionan al hombre con la tecnología que encuentra o crea, que inventa en los laboratorios y talleres o trata de entender, por medio de la ingeniería en reverso, desde la cura para enfermedades mortales y contagiosas,  medios de transporte que permiten trasladarnos a enormes distancias, hasta armas de destrucción masiva.

Ese “viaje hacia lo maravilloso” no está exento de sus riesgos y peligros, y porque somos humanos estamos siempre en manos del azaroso destino, de incontables prejuicios, ideas equivocadas, creencias infundadas y siguiendo a “mesías” que terminan siendo nuestra perdición… pero, aun así, el viaje vale la pena, la aventura no se detiene sino al final del partido - parafraseando a un filósofo del beisbol - y nos encontramos con ganadores y perdedores.

Por eso, cuando miro hacia ese rico entramado que es la literatura fantástica y de ciencia ficción en nuestro continente americano, no me queda la menor duda de que estamos enfrente de un continente ignoto y misterioso, casi inexplorado, que bien merece la pena de abrirnos paso en su espesura que algunos expertos han situado en el siglo XVIII, y los más alucinados aún antes.

Los tres motores fundamentales de la Ciencia Ficción en Latinoamérica se encuentran en Argentina, Brasil y México, todos ellos marcados por la ideología, por una particular manera de ver al mundo, no sólo por su alta producción sino por la tradición que se han labrado en el tiempo; toda una constelación de autores y obras pueblan el universo de la fantasía, el horror y la ciencia ficción en nuestro continente; esto no quiere decir que no haya producción, y de la buena, en los otros países, Centro América y el Caribe están viviendo uno de sus mejores momentos con audaces propuestas. Cuba es un caso admirable pero mediatizado por una ideología totalitaria que se hace demasiado obvia, Chile nunca ha cejado en su esfuerzo de estar a la cabeza con sus grandes estilistas, Colombia y Venezuela no se quedan atrás. Perú es una mina de ricas vetas, Paraguay, Uruguay, Bolivia… no quiero que se me quede alguno afuera en este conteo, trato de estar al día en mis lecturas, pero simplemente es imposible, siempre salta un autor o una pieza que son verdaderas joyas de la imaginación y son grandes desconocidos.

Es de destacar el papel que han jugado nuestras mujeres en la construcción de nuestro templo a la imaginación, nombres como Elena Aldunate Bezanilla, Angélica Gorodischer, Marcela del Río, entre otras muchas, dejando nuestro poder creativo muy en alto, a la par de las mejores autoras del mundo.

Internacionalmente, hay un interés creciente en los círculos académicos y el mundo del entretenimiento en explorar el rico bagaje de nuestra literatura fantástica y de ciencia ficción, no pasan los meses sin que nuevos estudios y colecciones de obras salgan a la luz, o nuevas historias en películas o series que son consumidas con voracidad.

Uno de los problemas que surgen, al precisar las formas que adquiere la CF en nuestro continente, es el enorme peso que ejerce la literatura fantástica en la moldura de este importante género para nuestra región. Para quienes creen que la CF es parte de la literatura fantástica, su más reciente vástago, junto a la literatura sobre mitos, la folclórica, los cuentos de hadas, las narraciones sobre viajes, los escritos utópicos, se  trata de una especialidad que está lejana a la llamada literatura “realista” o naturalista, que como bien apunta  el especialista Darko Suvin en su obra Metamorfosis de la Ciencia Ficción (1979):

 

Si se logra… reproducir fielmente las texturas y las superficies empíricas apoyadas en los sentidos y en el sentido común del ser humano, llamaré al resultado narrativa naturalista. Si, por el contrario, se preocupa eliminar esas relaciones creando un marco de referencia formal radical o significativamente distinto-una ubicación espacio-temporal o unas figuras centrales diferentes, no verificables mediante el sentido común- llamaré al resultado narrativa de extrañamiento.

 

Y si vamos a una conceptualización mucho más práctica y menos académica, me gusta la aproximación que tiene el reconocido escritor de CF,  Orson Scott Card, quien en su práctico manual   , nos lleva directamente a la fuente, las librerías donde comprábamos los libros:

 

Había algunas categorías generales que eran útiles, como Ciencia Ficción, Fantasía, Históricas, Romances, Misterios y del Oeste. Cualquier cosa que no encajara en estas categorías las apilaba bajo la etiqueta de Ficción. Los editores podían pegarle estas denominaciones a sus libros y ya que los dueños de librerías no podían familiarizarse con esta avalancha de publicaciones, y menos aún leer cada obra de cada autor, de esta manera sabían cómo colocarlas en la tienda para que los lectores pudieran buscarlas con facilidad.

 

Definir a la ciencia ficción es un asunto complejo, aún en la cultura anglosajona y de los países como Rusia, Japón; China, India y la Comunidad Europea, entre otros, que tienen programas de investigación y desarrollo de tecnologías avanzadas, sobre todo espaciales, de inteligencia artificial y genética, por mencionar algunos, y donde este género literario es popular; y no es fácil conceptualizar la Ciencia Ficción, entre otras cosas, por la multiplicidad de subgéneros que la conforman, tales como “hard fiction”, operas espaciales, cyberpunk, “world building”, historias de robots, distopías, ucronías, magia y espadas, viajes en el tiempo, etc… lo que hace muy difícil el deslinde entre Ciencia Ficción y Fantasía, y no es extraño que los autores migren de un subgénero a otro en el transcurso de sus carreras literarias.

Durante el siglo XIX, Latinoamérica buscaba modelos a los que imitar para embarcarse en una ruta de progreso y prosperidad, y miraron hacia el norte de Europa sobre todo a Inglaterra, Francia y Alemania, pero fue Estados Unidos el que impresionaba por haber incorporado lo mejor de estas culturas a su sistema político y social, asociado a esto, el componente literario, con un marcado acento utopista, gustaba de los llamados viajes fantásticos y de la novela científica, estas formas de arte se hicieron populares y marcaron un rumbo que empezó a ser asimilado al sur del Río Grande.

Cuando se inicia el siglo XX, la literatura Latinoamericana había transitado por una ruta donde lo fantástico era fundamental, todavía se sentía la herencia de los cronistas del descubrimiento y la conquista, que vieron monstruos, ciudades de oro, guerreras amazónicas y fuentes de la juventud en cada recodo de los grandes ríos que surcaban la selva, visiones que chocaron con la cosmología alucinada de los aborígenes, que tenían sus propias leyendas del origen del mundo, de serpientes aladas, visitantes de otros mundos y apariciones de ultratumba guiando a los vivos, conviviendo en un continente lujurioso y escarpado.

El río del cristianismo y el de las creencias de los esclavos africanos se unieron en un tormentoso afluente donde el sincretismo produjo sus propios avatares, los relatos de los mártires en un circo romano se confundían con los del chamán que exorcizaba demonios en la Nigeria profunda.

Vino la etapa colonial, luego los movimientos independentistas, conocimos a los héroes y a los mártires, vinieron los nacionalismos, el romanticismo y nuestros poetas se postraron ante los ídolos del nihilismo y el misticismo, nos arropó el modernismo y nuestros intelectuales vistieron las togas del escepticismo, mientras los más atrevidos se disfrazaban de surrealistas; con los intentos de industrialización llegaron las tormentas del marxismo y los tremores piro clásticos del capitalismo.

Vivimos durante mucho tiempo bajo el influjo de la novela realista, la consigna era retratar la realidad social imperante, pero a pesar de aquellos arrebatos, nunca olvidamos la utopía, pues es parte de nuestra naturaleza siempre esperar por un mundo mejor, somos grandes constructores de castillos en el aire, lo que de alguna manera nos daba cierta ventaja al momento de manejar escenarios sobre el futuro.

Poe, Verne, H.G. Wells, son nombres que ya son parte de nuestra cultura e influenciaron a nuestros inquietos creadores de principios del siglo XX, sobre todo a nuestros grandes estilistas que ensayaron recursos narrativos, y que si bien no eran todavía ciencia ficción, definitivamente abrieron las puertas a propuestas atrevidas, sobre todo en los cuentos. Todavía estamos esperando por las grandes novelas latinoamericanas de ciencia ficción.

 

II

Hay quienes afirman que porque en Latinoamérica, en general, no somos creadores y productores de alta tecnología, carecemos del marco cultural para realizar trabajos de buena ciencia ficción, pero somos consumidores, y eso cuenta; somos insaciables adictos del mercado globalizado de entretenimiento y espectáculos de los mass media y las redes sociales, donde la ciencia ficción ocupa un lugar privilegiado y vende millones de dólares en los servicios de videos por streaming, en publicidad, en los mercados de publicaciones (revistas, libros, comics), en la música, en los video juegos y los espectáculos asociados como clubes, grupos de opinión, en convenciones futuristas, en los circuitos de charlas; no podemos dejar de señalar que en los principales centros de producciones de material audiovisual en occidente y Asia, la ciencia ficción se ha convertido en el contenido más buscado para la realización de series y películas, prueba de ello es que hay un grupo de talentosos directores y productores de cine, que son de origen Latinoamericano y que están manejando grandes superproducciones en Hollywood y otros estudios, incluso en China.

Pero esta situación es reciente, ha sido un verdadero Boom del mercado del entretenimiento, y en la raíz de la creación de estas obras se encuentra la escritura de la literatura de ciencia ficción. Aunque todavía hay países como Venezuela, donde existe cierto desprecio – en el que se solazan intelectuales y seudointelectuales - por estas creaciones, consideradas menores en la literatura, o un arte banal, porque se trata al final del cuento de evasiones a la realidad, y eso “no es de gente seria”. Y, ¿no es la ciencia ficción una ficción pura y dura? El maltrato al género perdura en el discurso político, al asociar ciencia ficción con mentiras o delirios, o peor, cuando se trata a los escritores del género como intelectuales de tercera y cuarta categoría, y esto se refleja también en el medio académico y universitario y en el mercado de las publicaciones, la ciencia ficción sigue siendo un arte menor con un mercado escaso y poco apreciado.

Pero esto no fue siempre así, al principio del siglo XX en Latinoamérica los relatos de ciencia ficción eran consumidos casi exclusivamente por la clase pudiente e ilustrada, los intelectuales los tenían como divertimento, sobre todo en el sur, con grupos compactos como los de Borges y Bioy Casares, haciendo la observación de que, si bien Borges no escribió ciencia ficción como tal, su literatura se fue más hacia los escenarios de las paradojas lingüísticas y contradicciones metafísicas de la existencia, era un gran lector y admirador de la obra de importantes autores británicos y disfrutaba de los experimentos de su amigo Bioy.

Había pocos escritores con formación científica que pudieran elaborar sobre temas tecnológicos del futuro, pero sí había analistas políticos y observadores de la sociedad, pendientes de las tendencias y de los gustos en boga, capaces de proyectar futuros interesantes, contábamos con muchos utopistas, filósofos, sobre todo metafísicos, que podían plantear ideas abstractas y complejas situaciones psicológicas, y lo hacían con humor e ironía, con giros sorpresivos y de mucha imaginación. Arthur C. Clark acostumbraba a decir que “La ciencia ficción es algo que pudiera ocurrir- pero que usualmente no querríamos que pasara. Fantasía es algo que no puede pasar- pero a menudo desearíamos que ocurriese”.

En Venezuela nos marcó tremendamente la literatura comprometida con la denuncia social del pensamiento socialista, pero fue con el Realismo Mágico como se abordaron las primeros intentos de ciencia ficción, con escritores como Julio Garmendia, Luis Bito García, Pedro Berroeta, José Balza, que era la última generación que marcó este estilo y aproximación a la literatura.

Quienes hicieron la arqueología para establecer la prehistoria y los primeros intentos de la ciencia ficción en Venezuela se fueron por el análisis de ciertas obras de crítica social y política más que por las consecuencias de las tecnologías en el hombre, y lo cierto era que había muy pocas obras que se referenciarían en una fantasía científica. Una segunda ola de autores, entre los que se encuentran Armando José Sequera, Ednodio Quintero, José Gregorio Porras, Jiménez Ure, publican aproximaciones fantásticas sobre el tema; pero hubo de esperar hasta los años ochenta, cuando se inició en las universidades una cantidad grupos de discusión, de lectura y los primeros talleres sobre ciencia ficción; esto coincidió con algunos esfuerzos independientes por generar publicaciones, periódicos y revistas sobre el tema, pero eran esfuerzos locales, que llegaban a un público reducido.

Hubo esfuerzos como el de Ediciones Capriles, con el libro Fantasmas Computarizados (1988), en el cual escribí un par de cuentos y, junto a mis colegas Axel Capriles, María Sol Pérez Schael, Corina Esté y el filósofo Juan Nuño, se le dio una primera visita al tema de la Inteligencia Artificial.

Grupos como Ubik, editores de la revista Cygnus, el grupo Alfa, las revistas Koinos y Letraria, autores como Jorge De Abreu, Jorge Gómez Jiménez, Susana Sussmann, Ronald Delgado, que compartían su tiempo como editores y organizadores de estos grupos, llegaron a crear una red de soporte para el género, importante para la entrada del nuevo milenio.

Uno de los problemas de la ciencia ficción venezolana es que muchos de sus esfuerzos son puntuales, sin continuidad en el oficio, y la verdad es que ser autor en este género es difícil en un país que lee poca ciencia ficción, aunque en estos últimos años se ha convertido en un obsesivo consumidor de películas y series de CF, principalmente vía streaming y TV por cable.

Pasar de la narrativa fantástica a la de ciencia ficción propiamente es cuestión de acumular el momentum y los adecuados precursores para que se produzca el disparo… eso está sucediendo ahora en nuestro país.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 27 de enero de 2024

La controversia Nietzsche vs. Wagner

 


Hay cosas difíciles de negar, como el día y la noche, lo húmedo y lo seco, lo que está en buen estado y lo que se encuentra podrido, la evidencia se resiste a cualquier otra consideración retórica, artificial o impuesta por la fuerza, lo que es, es y lo que no, no es.

Esa ideología para enanos de espíritu que es el chavismo-madurismo, es una creación para homicidas, ladrones, traidores y mentirosos, no hay otra posibilidad, de la misma manera que el Cremer Rouge del Pol Pot, el nazismo de Hitler, El Templo de la Gente de Jim Jones en Guyana, idearios y organizaciones para captar gente dañada en los afectos y disminuidas mentalmente; de esa misma forma, el partido PSUV fue montado como una telaraña para atraparlos con promesas de gloria, patriotismo y amor, para caer en un marasmo de violencia, prejuicios y odios contra sus propios hermanos venezolanos, y no es de extrañar, ya que se trata de una franquicia cubana, que fue montada en nuestro patio desde el seno de nuestras Fuerzas Armadas.

Solamente hay que escuchar las alocuciones públicas de su líder, Nicolás Maduro, para entender los mecanismos siniestros que acciona contra la oposición política democrática; en un año que presumiblemente es electoral, utiliza los recursos de las supuestas conspiraciones y atentados en su contra, de planes y operaciones desestabilizadores por parte de Estado Unidos, de míticos intentos de subvertir el orden social por parte de los sindicatos a cuyos jefes persigue y desaparece, y tiene a la principal candidata de la oposición democrática amenazada con procesos e inhabilitaciones para evitar que participe en las próximas elecciones, de las cuales Maduro pretende tener el control total, obviando veedores y curiosos, con el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Supremo de justicia (TSJ) presididos por gente absolutamente leal a su voluntad… pero sin pueblo.

Pero el discurso que le escuchamos es el de un demócrata, señalando que se trata de un año electoral y que las elecciones se van a realizar, a pesar de no tener fecha, ni cronogramas, ni un registro de votantes confiable y al día, ni mención al voto en el extranjero, donde medio país ha emigrado por temor y desesperanza, pero se trata de una obligación constitucional -dice- y hay que cumplirla, esto lo afirma confiado en los manejos internos del CNE, que le sirve las victorias en bandeja de plata, a pesar de no contar con los votantes que requiere para sus pírricos triunfos.

El ataque que le montó a las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), emitiendo órdenes de aprehensión contra intachables ciudadanos al servicio de las más altas causas humanitarias en Venezuela, a los detenidos, que vegetan en sus mazmorras y que son torturados, a los periodistas que son perseguidos como si fueran criminales, a los jefes de comando de campaña de María Corina Machado, que han sido detenidos (desaparecidos), con los que amonta una agresión contra el sistema democrático y las libertades fundamentales de los venezolanos. El PSUV pretende desmontar al país y sus instituciones para que no puedan defenderse, reclamar y denunciar los abusos de poder.

¿Por qué el gobierno revolucionario bolivariano no dice las cosas por su nombre? Y pretende que con un discurso absurdo y banal tapar lo que verdaderamente piensa y hace, que no es bueno ni para su reputación ni para su credibilidad el mantener este doble discurso, justo en el momento que más necesita legitimación y reconocimiento de la comunidad internacional, pues el país está embarcado en una burbuja de ilusiones de reactivación económica, gracias a la relativa mejora de su actividad petrolera, concedida por la Casa Blanca ante la expectativa de que Maduro respetara los acuerdos alcanzados en Barbados sobre el futuro evento electoral, incluyendo el reconocimiento de la candidata opositora, para que se mida electoralmente con todas las garantías democráticas, y que el pueblo decida quién será su próximo presidente.

Maduro distorsiona la realidad de nuestro país porque considera que en el resto del mundo hay sólo idiotas, y que le basta su falso discurso para marear a la comunidad internacional y para que no se den cuenta de lo que verdaderamente está haciendo, por eso tiene una severa censura informativa dentro del país y el que hable o denuncie las trampas, lo hace a su propio riesgo. Imaginen que en días pasados, en una intervención nacional por todos los medios de comunicación, se atrevió a decir, con un cierto dejo de cinismo cruel, que sus oponentes se orinaban y palidecían cuando sus escuadrones de la muerte los iban a buscar. Alguien que se jacte en público de tamaña cobardía, un jefe de estado en el manejo del poder absoluto que se solaza en el terror que sus matarifes y torturadores producen ante una población desarmada y pacífica, tiene que estar muy enfermo allá adentro.

Pero de nuevo la pregunta ¿Por qué lo hace?, ¿Por qué abusa de nuestras mujeres, porqué las humilla y las persigue, qué lo lleva a tal grado de misoginia y violencia de género? Está más que claro que no quiere perder el poder, que se cree ungido por una presidencia vitalicia, por una popularidad que no tiene, pero que cree poder recuperarla si la situación económica mejora en el país. Pero la verdadera razón no sólo raya en una vanidad perversa de que él es un verdadero demócrata, porque se cree mejor presidente que muchos otros en occidente, una especie de Rey Salomón, que obliga a su pueblo a probar su concepto de justicia, un concepto que aprendió en La Habana mientras era indoctrinado en sus años de juventud.

Venezuela es un país evolucionado en política, muy a pesar de su lastimosa situación actual; somos demócratas auténticos, casi que genéticamente, y nuestra condición de demócratas fue ejemplo en el continente. Una buena parte de nosotros sabemos ya cómo y porqué perdimos el país; esa inmensa migración que ha salido de Venezuela busca refugio en países con presentes democráticos estables, en los que existe estado de derecho, donde pueden desarrollarse como personas, porque el país en el que se ha convertido Venezuela no les iba a dar esa oportunidad, ya que está en manos de socialistas que creen que, empobreciendo a la gente y haciéndola ignorante, se harán siempre indispensables.

Hace ya mucho tiempo, a finales del siglo XIX, Federico Nietzsche, el filósofo alemán que veía al estado como un instrumento para buscar el mejoramiento del ser humano, para perfeccionar y hacer más felices a sus ciudadanos, no estaba de acuerdo en elevar al estado como objeto de culto; pensaba que el estado como fin era simple idolatría, y tratar de asumirlo como sagrado y pieza fundamental de la vida es absurdo. Tanto Lenin, como Stalin, Mao y Castro, entre otros muchos, trataron de hacer del partido y del gobierno algo perfecto e indispensable, sin el cual la gente no podría vivir; ellos, fascistas que se proclamaban auténticos representantes del estado, obligaban a los ciudadanos a servirle y sacrificar su existencia por el gran Leviatán.

El chavismo-madurismo fue una idea desarrollada por los laboratorios de ideología cubanos, a imagen y semejanza del modelo de estado soviético, con la firme intención de capturar las mentes débiles y confundidas de los militares y venderles un imperialismo comunista bolivariano, en el cual ellos serían los protagonistas, los amos de una nueva colonia que tendría como misión liberar a los pueblos oprimidos. Eso era parte de un culto, tan equivocado como el que intentaba proponer Richard Wagner, el gran compositor y autor de las espectaculares óperas de su tiempo, que promulgaba el “germanismo” una concepción política del poder, donde mezclaba los mitos teutónicos, del guerrero conquistador sobre todas las demás razas inferiores y su destino como dueño del mundo.

Era una pareja poco común, compuesta por un humilde, pero brillante, profesor universitario de Basilea, y el genio indiscutible de su amigo Wagner, al que admiraba, que estaba en la cumbre de sus poderes creativos, quien también lo tenía en alta estima y lo recibía en su hermosa villa en Tribschen, en Suiza; los separaban 31 años, siendo Wagner el de mayor edad. Fue a partir de ese choque de visiones del poder y del “ethos” del pueblo alemán como se inició el rompimiento de aquella amistad, y ya para mediados de 1870 eran polos opuestos en asuntos de fondo que incluían la misma naturaleza del romanticismo alemán. Nietzsche veía al nacionalismo que se esparcía por el Reich de Bismark como una enfermedad y, a pesar de su férrea oposición al estado como fin político, al rabioso antisemitismo que propugnaba, no pudo evitar que décadas después, el cabo Hitler llegara al poder, y condujera a Alemania a la ruina, montado sobre aquellas creencias.

Y fue precisamente en aquel festival de Bayreuth, dedicado a presentar las apoteósicas obras de Wagner ante un público asombrado por los efectos, la música y la puesta en escena, que Nietzsche se dio cuenta del peligro que corría su patria con aquellas ideas, en sus palabras: “En Bayreuth la honestidad se consigue solo en la masa, como individuo uno se miente, uno se miente a sí mismo. Uno deja a su persona en casa cuando va a Bayreuth; uno renuncia al derecho de usar nuestra propia lengua y criterio, nuestro propio gusto, incluso nuestro propio coraje… en contra de Dios y el mundo”.

En los regímenes socialistas totalitarios, en sus discursos, en sus conciertos y festivales, si bien no con obras tan pesadas como el “Anillo de los Nibelungos”, encontramos la misma alienación que en los conciertos de salsa, reggaetón y en el vulgar “perreo”, que se producen esa vehemencia entre la multitud ebria e inconsciente, dispuesta a la violencia colectiva contra sus detractores.

El poder espiritual de las democracias deviene de la soberanía popular, que no es otra cosa que cada individuo como dueño de su propio destino en medio de las libertades políticas y, en ese sentido, nuestras mujeres han sido la fuerza de choque contra el fascismo revolucionario, por eso es que tenemos a tantas profesionales, madres y lideresas, luchando contra las ideas totalitarias que propugnan los rojos rojitos, ellas saben lo que sus hijos pueden o no emprender, y necesitan la libertad para ellos como del oxígeno para respirar, ellas entienden que será por el propio esfuerzo de sus descendientes como éstos saldrán adelante, y no por medio de bonos, becas, bolsas de comida y otras canonjías que los socialistas regalan como limosna, para hacerlos dependientes del gobierno.

Por eso las mujeres conforman la primera fila del relevo político en Venezuela, convirtiéndose en las víctimas propiciatorias del carnicero de Cúcuta y del aparato represivo cubano, consumado por unos militares supuestamente venezolanos quienes han olvidado quiénes son sus madres, hermanas, hijas y esposas, y le hacen el trabajo sucio a los invasores extranjeros.

Para que los revolucionarios bolivarianos puedan atraer inversiones, crear confianza para fortalecer la economía, generar riqueza, crear empleos y tener presupuesto para el “gasto social” necesitan obligatoriamente apoyarse en un sustrato legal, es decir algo que esté fuera del estado que les de legitimidad; ese “algo” es, sin duda, la tradición que sustenta el orden político, y esa tradición está encarnada en el soberano. Los chavistas-maduristas, desde el primer día de su mandato cuando ganaron las elecciones en 1999, han tratado por todos los medios de manipular, tergiversar, adulterar, el significado del mandato del soberano, de la voluntad del pueblo de Venezuela, sustituyendo la voluntad popular por los funcionarios del estado. De hecho, el tan mentado “modelo Chino” de gobierno no es otra cosa que una burocracia oficial mantenida y venerada por el pueblo como sagrada y necesaria.

Por ello sus vanos intentos en identificarse con la figura de Simón Bolívar, a quien tuvieron que desfigurarlo y violentarlo para que calzara en su arquetipo revolucionario castrocomunista, a eso se suma el discurso de la Patria Grande deformando el concepto de la Gran Colombia, el de una Venezuela antiimperialista (antinorteamericana) pero atada a los movimientos insurreccionales y fundamentalistas, y la especial vocación de integración y hermandad con el régimen cubano, que durante el mandato de Fidel Castro trató de invadirnos militarmente, y que nunca cejó en su intento de interrumpir para su conveniencia nuestro hilo democrático y constitucional.

Chávez violentó el orden de los acontecimientos al imponer a toda costa a un extranjero indocumentado como candidato a la presidencia de la República, no le importó romper con el ordenamiento legal, para que Maduro llegara a fuerza de perjurio a la más alta magistratura, haciendo que el PSUV, manipulando los resultados electorales y con violencia a granel, lograra su objetivo y, de esta manera, copara los espacios políticos con un discurso que nos decía, que los venezolanos habíamos decidido y elegido a un venezolano de pura cepa como nuestro representante… la verdad es que usurpó el cargo en nombre de Cuba.

El mundo lo sabía, no hubo país que debido a estos manejos cuestionara la pulcritud de los procesos electorales automatizados, y mientras las auditorías sobre los resultados aumentaban en número y profundidad, en Venezuela todo se resolvía con un anuncio de “la tendencia es irreversible” dados desde una tarima en el CNE.

Y mientras  el país se desmoronaba por tanta corrupción e ineptitud, Chávez y Maduro tomaban sus arpas y cantaban elegías al socialismo esclavizador, ellos eran el ejemplo para un mundo de “justicia social”… muy pronto, el país estaba en todos los radares del mundo, en situación de alerta, debiéndole dinero a todos, robando lo que no era de ellos, al mismo tiempo que empezábamos a exportar organizaciones criminales y se iniciaba un flujo incontrolable de refugiados. Esto sucede hasta el día de hoy, a pocos meses de un proceso electoral, donde ya anuncian que la “Furia Revolucionaria” cobrará venganza de los venezolanos traidores que no complazcan al gobierno, con unas elecciones que van a tratar de torcer en la medida en que el mundo libre y los venezolanos se lo permitamos.

De nuevo, para ellos, que están en el poder y no quieren soltarlo, los crímenes contra la oposición democrática se premian con la impunidad; para los contrarios, allí tienen a la Fiscalía y los tribunales, dispuestos a acusarlos de traidores a la patria, instigadores del odio, conspiradores y homicidas en grado de intención… no es posible tapar el fascismo con un dedo porque se les está desparramando por todas partes.



viernes, 19 de enero de 2024

Paul Otlet, el abuelo de Internet

 


Luego del horror y la carnicería que el mundo, y en especial Europa, presenció y vivió en la Primera Guerra Mundial, muchos filósofos y pensadores trataron de encontrar soluciones efectivas para evitar se repitiera lo que ya muchos llamaban “la Guerra Total”, una tecnología bélica cuyo resultado no era otro que la destrucción de la civilización tal y como la conocemos.

Del campo socialista surgieron una serie de propuestas de avanzadas, sobre todo en Inglaterra y Francia, una gran parte de ellas basadas en la idea del cosmopolitismo, de un aldea o ciudad global, regida por una élite de expertos científicos que harían del “hombre masa”, de ese colectivo que podía ser reducido a una fórmula (hoy algoritmo), y gobernado por sabios, al mejor estilo de la República de Platón, para poder tener un futuro de progreso y felicidad lo más alejado posible del conflicto.

Y aparecieron muchas propuestas, algunas de ellas llevadas a la práctica alrededor del mundo como fueron el experimento comunitario de New Harmony de Owen, en Indiana, USA, o las colonias de Icaria de Etienne Cabel en Francia, o las comunas de Fourier, la Ciudad de la Salud de Benjamin Ward en Inglaterra y muchas otras con distintos grados de éxito, eran ideas inspiradas en las nuevas utopías de carácter científico, impulsadas por ideas poderosas como la del Punto Omega de Teilhard de Chardin y otras utopías de carácter cristiano, o que devenían de la crítica marxista, o de la fe en el desarrollo tecnológico de H.G. Wells, o las nuevas ideas de desarrollo urbano expresadas por Le Corbusier.

Una de las más importantes de estas utopías socialistas fue la del pensador belga Paul Otlet (1868- 1944), quien publicó en 1935 su impresionante y monumental trabajo, Monde, donde exponía las líneas gruesas de su proyecto que no era otro sino la creación de una gran megalópolis mundial basada en el conocimiento del mundo y de la sociedad humana, una especie de gran cerebro colectivo alimentado y al servicio de los técnicos expertos que, por medio de un progama político, construirían el verdadero nuevo orden mundial.

Paul Otlet fue un abogado, de formación tradicional cristiana, heredero de una de las más grandes fortunas de Bélgica, producían tranvías para los sistemas de transporte masivo de la época, pero su verdadera pasión estaba en la investigación documental sobre la cual fue elaborando valiosos tratados e investigaciones, este interés lo colocó entre los expertos mundiales en la sistematización de la información que logró internacionalizar por medio de diversas instituciones, su idea era estandarizar los modos de registro para que todo el mundo tuviera el mismo acceso a la información, a cualquier tipo de información.

De esta manera se involucró en la creación del Instituto Internacional de Bibliografía (IIB), el Repertorio Bibliográfico Universal (RBU), y la adaptación de la Clasificación Decimal Universal (CDU) creada por Melvin Dewey, todas estas organizaciones fueron precursoras de un sistema universal de información que culminarían con la World Wide Web, que hoy en día, nos permite navegar en cualquier tipo de buscadores y páginas especializadas en el ciberespacio.

Otlet era un hombre de su tiempo y estaba fuertemente influenciado por las ideas socialistas que eran tenidas como la salida humanista para tanto militarismo y fascismo que atosigaron a la Europa de su tiempo. Pero por otro lado era un visionario, es simplemente impresionante la proyección de futuro que este hombre poseía, llegó a escribir lo siguiente:

Necesitamos poner juntas una colección de máquinas que simultáneamente o secuencialmente puedan ejecutar las siguientes operaciones: (1) La transformación de sonido en escritura; (2) La reproducción de estos escritos en tantas copias como sea útiles; (3) La creación de documentos de manera que cada pieza de información tenga su propia identidad y, en su relación con otros que conformen cualquier colección, pueda ser retirado como sea necesario; (4) Que se le asigne un número a cada pieza de información; quedando perforado el documento en correlación con éste número; (5) Que su clasificación y archivo sea automático; (6) Que el documento sea retirado para su consulta y presentado o bien directamente al solicitante o vía una máquina que permita hacerle anotaciones; (7) Que se pueda hacer una manipulación mecánica a voluntad en todos los apartados de información para obtener nuevas combinaciones de información, nuevas relaciones de ideas, y nuevas operaciones auxiliados con la ayuda de números. La tecnología para desarrollar estos siete requerimientos va a necesitar un cerebro colectivo y mecánico.

Paul Otlet, Traite de documentation: le livre sur le livre. Theorie et pratique. Editiones Mundaneum, [liB Publication No. 197;] Bruxelles: Palais Mondial, 1934.

Ingenieros y programadores de los principales buscadores de internet a nivel mundial y que conocen del trabajo precursor de Otlet, se refieren a su persona con gran respeto y admiración, en sus escritos están prefigurados conceptos como hipervínculos, redes sociales, bases de datos, y hasta el concepto de una Wikipedia, una enciclopedia mecánica capaz de aceptar modificaciones, mejoras y un continuo enriquecimiento de contenido.

Lamentablemente para Paul Otlet sobrevino la Segunda Guerra Mundial, y se encontraba en el bando contrario cuando Hitler invadió su país, destruyendo el museo que él conservaba de sus trabajos y logros en estas incipientes ciencias de la información, la perdida fue casi total y es la razón por la que su nombre no aparezca en muchos de los textos que estudian los orígenes de la informática

Paul Ghils, profesor  de la Universidad Libre de Brusellas y editor de la afamada publicación Consmopolis, nos comenta de este impresionante esfuerzo de Otlet:

La adquisición y procesamiento de la información producida por varias herramientas analíticas y matemáticas en manos de investigadores hacen posible la creación de un sistema de documentación que puede soportar predicciones sociológicas: “haciendo esto, podremos encontrar recursos naturales para ser usados como análisis predictivos. Para este fin, la precondición es poseer toda la data en el área sociológica que será registrada de la manera más completa, detallada y rápida.”… Estas operaciones mecánicas y sistematizadas ya anuncian el desarrollo de la robótica y que le permitirían pensar y preguntarse “¿si sería prohibitivo pensar que la sociedad podría contar con instituciones adaptativas capaces de funciones de equilibrio similar a pilotos automáticos en las aeronaves?”

Estas ideas tienen un trasfondo reductivo de la complejidad humana y un fuerte contenido totalitario, pero en aquellos primeros años de principio del siglo XX las promesas de las ciencias exactas eran impresionantes y apuntaban a que este tipo de tecnologías de control eran posibles.

Y es justamente en la configuración de los archivos donde se requiere una metodología y un sistema que funcione con rigor, para poder convertir toda esa valiosa información acumulada, en algo útil y al servicio de la humanidad. Esos archivos, distintos en sus especialidades y propósitos debería poder accederse de manera universal y confiable, sin importar de qué disciplina se trate, si hay una necesidad de referencia cruzada, de relación paralela entre disciplinas, la documentación debería estar a disposición del investigador de la manera más inmediata posible.

Según el estudioso australiano W. Boyd Rayward esa urgencia ya la sentía Otlet en su entorno, los avances de la ciencia moderna pedían a gritos una organización eficiente y segura de cada descubrimiento, avance o hipótesis que se desarrollaban en los centros de investigación y universidades, la ciencia era vista como un monstruo enorme que consumía ingentes volúmenes de data que necesitaba estuviera organizada y a la mano, y fueron los avances bibliográficos la punta del cordel de Ariadna que Otlet decidió desovillar para iniciar su ruta por el laberinto de las ciencias de la informática, que sin tener plena consciencia de ello, estaba inaugurando.

Pero al mismo tiempo que se investigaban estos importantes temas, el mundo civilizado estaba tratando de poner orden en casa, después de la Primera Guerra Mundial los pueblos y naciones de Europa y Eurasia entraban en un doloroso parto por sus propias identidades y manera de organizarse social y políticamente. Todos estos movimientos utopistas socialistas como los expresados por Saint-Simon o la Sociedad Fabiana tenían fuertes contenidos racionalistas y normativos, creían que de las ruinas producidas por la devastadora Gran Guerra podía reconstruirse un mundo pacífico e igualitario para todos, garantizado por instituciones de carácter global como la Liga de Las Naciones y bajo el mando de un gobierno genuinamente internacional.

Había una idea que contagiaba a los intelectuales de la época y que era propugnada por los trabajos de fisiócratas como el matemático Adolphe Quételet, con quien Otlet tenía contacto, quien creía en el concepto de un “hombre medio” representativo del grueso de la humanidad y que creía, podía ser reconstruido de manera estadística, de la misma manera que pudiera ser descrito un ciclo económico, e incorporado a ecuaciones sociológicas, que por supuesto daría al traste con ciertas libertades pero que tendría el beneficio de construir futuros posibles para la gran mayoría.

Esta es una tendencia que todavía hoy se hace palpable en cientos “productos” o paquetes del burocratismo socialistas como seguros médicos, bonos, bolsas de comida u ofertas de trabajo para la administración pública, diseñados a la carta para precisamente ese constructo estadístico humano, que se nos impone como “justo y solidario”, pero termina siendo una grotesca caricatura de un ciudadano en democracia.

El socialismo en general tiende a simplificar la complejidad de la naturaleza humana en sus conceptos para hacerlo más manejable, recortando los bordes que hacen al individuo como ser autónomo y responsable, y dejando en su centro al hombre-masa, al colectivo innominado y genérico, tendencia esta que lo que hace, es deshumanizar y restarle dignidad al hombre.

Paul Otlet concibió una sociedad para el futuro basada en el conocimiento, introduciendo un orden informático que afectaba de manera profunda todas las instituciones humanas, y si bien es cierto hacía que las ciencias y el progreso fueran mucho más rápido, ese mismo orden generó rutas hacia el control de la sociedad por el poder político, y el hombre se convirtió en apenas un número, sujeto a los vaivenes y manipulaciones que estaban más allá de su control.

La figura y el pensamiento de Paul Otlet no es muy conocida entre los latinoamericanos, excepto para los estudiosos y especialistas de las ciencias de la información, aunque se trata de uno de los más importantes teóricos de los utopistas socialistas de la primera mitad del siglo XX, recomiendo su lectura bien a manera introductoria como el excelente artículo del profesor Paul Ghils o de otros estudiosos, o hincándole el diente directamente a la obra de Otlet, en todo caso para quienes gustan de las utopías, es una buena lectura y explica mucho de eso que llaman el Nuevo Orden Mundial.